Más de 2.500 lenguas de las 6.000 existentes en el mundo
están en riesgo según el Atlas de las Lenguas en Peligro en
el Mundo elaborado por la Organización de la ONU para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). El árabe ceutí
no está “en peligro” (cuando los niños ya no la aprenden en
sus familias como lengua materna), pero forzando los
criterios utilizados podría considerarse “vulnerable”, esto
es, cuando su uso está restringido sólo a determinados
ámbitos. Ayer UDCE defendió la necesidad, sin dudar del
español como lengua oficial, de reforzar la pluralidad
sociolingüística local para reforzar los lazos
interculturales de los ceutíes.
Letanía: el español ha sido, es y seguirá siendo el único
idioma oficial de Ceuta. Ahora, otras cosas. ‘Bilingüe’, en
grafía latina y árabe. Ese fue el lema que UDCE puso ayer en
forma de camisetas negras sobre los pechos de medio centenar
de ceutíes para poner mensaje a la concentración convocada a
las 17.00 ante la Asamblea para defender la protección de
todas las lenguas y pedir la inclusión del árabe ceutí en el
nuevo Estatuto de Autonomía de Ceuta (si es que llega a
redactarse), reclamación que respaldaron con la entrega de
3.000 firmas ante el Registro General del Palacio autonómico
solicitándolo.
Después de ese acto protocolario, que protagonizaron el
presidente del partido, Mohamed Ali; su secretario general,
Musa Rahal; y los otros dos diputados de la formación en la
Asamblea, Abselam Abderrahaman y Fatima Hamed, esta última
dio lectura a un sentido manifiesto elaborado por varios
lingüistas. Que se haya preferido no revelar sus nombres es
un síntoma de enfermedad social más grave, si cabe, que el
hecho de que se proteja o no su lengua materna parezca no
importarle un pimiento a casi nadie, sea de una comunidad
cultural o de otra.
De entre los que el jueves se llenaron la mano votando a
favor de una moción para proteger “todas” las lenguas
maternas de Ceuta sólo se vio en la concentración al
diputado socialista Ahmed Idris, responsable del Grupo Árabe
del PSOE en la ciudad. Del espectro público local se vio,
también, al secretario general del PSPC, Iván Chaves. Nada
más.
Ante ellos y el resto de asistentes, en su mayoría mujeres,
Hamed explicó que con el manifiesto “pretendemos que se
aprecien y valoren en su justa medida las diferentes lenguas
maternas que existen en la ciudad y que sirven de vehículo
de comunicación y de expresión de inquietudes y sentimientos
entre sus habitantes”.
“La lengua materna es un bien patrimonial que merece una
necesaria valoración por parte de las autoridades para que
nuestra ciudad transite de la multiculturalidad a la
interculturalidad y hacia la verdadera integración”, leyó la
diputada, que concluyó diciendo que “por este motivo
solicitamos a la Ciudad Autónoma de Ceuta que respete y
promocione el árabe ceutí como lengua de la ciudad”.
Después, Ali, el político, tomó la palabra ante los
periodistas para lanzar un mensaje de esperanza. Licenciado
en Derecho, el líder de la oposición en la Asamblea es una
rara avis local. Bilingüe en español y árabe, además
“chapurrea” inglés y francés.
Durante su etapa de estudiante en Granada uno de sus
artistas favoritos era el cantante de Mano Negra, Manu Chao.
Ambos son “bilingües individuales” en colectividades que no
lo son. Ambos, además de su primera lengua o lengua materna,
tienen competencia parecida en otro idioma y son capaces “de
usar una y otra en una u otra circunstancia con parecida
eficacia”.
La descripción del bilingüe forma parte de un delicioso
análisis sociolingüístico realizado en la Universidad de
Murcia por Izarbe García, que se dedicó a “evidenciar” el
vínculo intrínseco que existe entrelengua, cultura y
pensamiento a partir del cancionero de Chao.
Idiomas ‘natal’ y ‘materno’
“La lengua conforma el pensamiento y expresa perfectamente
el espíritu nacional de un pueblo, su ideología, su forma de
ser y su visión del mundo”, asegura García en su estudio,
publicado por la Revista Electrónica de Estudios Filológicos
como ‘Importancia y valoración sociolingüística del darija
en el contexto de la Educación Secundaria en Ceuta’, de
Verónica Rivera, un texto imprescindible que aboga por
“promover conjuntamente” el refuerzo de la enseñanza del
español y del árabe ceutí (de manera optativa y no
vinculante) y al que por primera vez se presta atención
ahora en la planta noble de la Dirección Provincial del
MEPSYD.
En su intervención pública Ali fue el altavoz de los valores
que García encontró en la discografía del franco-español,
que maneja con igual soltura su ‘lengua natal’ francesa y su
‘lengua materna’ española. En su ‘idioma natal’ castellano
el presidente de la UDCE dijo sentir que vivía “un día
histórico” que supondrá, deseó, “el primer paso hacia un
reconocimiento y una ulterior protección de algo que forma
parte de la pluralidad social y lingüística de nuestra
ciudad: reconocer y proteger la existencia del árabe ceutí”.
Partiendo de la interculturalidad de la que hizo bandera
anteayer en el Pleno como objetivo final de la sociedad
ceutí Yolanda Bel, ayer Ali planteó otro reto, el del
‘interlingüismo’ del artista que cantó al campamento de
Calamocarro en francés, español, inglés, portugués y árabe:
“Creo”, dijo el portavoz parlamentario, “que la Ciudad y la
Administración General del Estado deben hacer todos los
esfuerzos para hacer de este propósito una realidad y para
convertir el árabe ceutí en un instrumento útil para
alcanzar objetivos básicos como una verdadera cohesión
social, enriquecer nuestro acervo cultural y luchar contra
el fracaso escolar”.
“Las diferencias lingüísticas entre personas de distinta
raza o de etnia diferente en una comunidad”, avisa el
dialectólogo y sociolingüista conquense Francisco Moreno,
“son reflejo de la distancia que existe entre unos grupos y
otros, así como el grado de integración y convivencia
social”.
Brecha evidente a la vista, al tacto y al oído, para que la
ciudad autónoma no se convierta en otra Babylon, la gran
ciudad ficticia del norte a la que se dirígian a trabajar
los inmigrantes que, en Clandestino, dejaban su vida “entre
Ceuta y Gibraltar”, con dos comunidades separadas
residencial, económica, cultural y lingüísticamente, Ali
abogó por darlo “todo” para avanzar hacia un “bilingüismo
colectivo diagonal”, concepto que sirve para describir a la
comunidad de hablantes que utiliza con cierto equilibrio una
lengua no oficial junto con una lengua oficial
“genéticamente no relacionada”.
|