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economía - VIERNES, 20 DE FEBRERO DE 2009


material de atunasa. archivo.

empresas
 

Atunasa pide un polígono frente a Juan XXIII para la cría del mejillón

Fuentes de la empresa local aseguraron que
siguen confiando en las posibilidades de bahía sur para la industria en Ceuta
 

CEUTA
Fernando M. Caracena

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La empresa Atunasa continuará con la industria del mejillón en Ceuta y ha solicitado a la Dirección General de Costas un nuevo polígono para la instalación de dos bateas más enfrente de la barriada de Juan XXIII. Atunasa ha puesto un anuncio en una web especializada en el sector en el que vende material sobrante del primer proyecto piloto.

Atunasa proyecta ampliar el número de bateas de mejillones que tiene instaladas en la bahía sur con la solicitud de un nuevo polígono a la Dirección General de Costas. La empresa tiene actualmente dos bateas situadas frente a los acantilados de la barriada del Recinto y la previsión sería aumentar el negocio con dos nuevas estructuras en las costas de Juan XXIII. Según indicaron en la empresa local, las aguas de esa zona de la bahía sur presentan mejores condiciones para el engorde del mejillón al ser aguas más calmas.

Atunasa ha publicado en una página web especializada en el sector un anuncio donde pone parte de su material sobrante para la miticultura. Estas estructuras pertenecen a la primera prueba piloto que se realizó en la bahía norte y que no fructificó porque las fuertes corrientes impedían el crecimiento de los animales. Desde la empresa se quiso dejar claro que no es un movimiento para el abandono de la industria del mejillón y siguen creyendo en sus posibilidades en bahía sur. La cría del mejillón se desarrolla en costas marroquíes como Rincón con condiciones similares.

Atunasa está pendiente de que cumpla el primer año de la instalación de las bateas en la bahía sur para realizar una evaluación de la cría y las condiciones que presentan las aguas. Para reforzar esta segunda prueba piloto, este verano se procedió a la instalación de una segunda batea con una pequeña red que protege a los mejillones de los depredadores.

En principio la fuerza de las corrientes es más débil, hay menos depredadores y el tránsito del tráfico marítimo es menor. El problema lo plantean las mareas de Levante que alzan las construcciones y permite la entrada de peces que se alimentan del mejillón.
 

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