Era una de las grandes
pretensiones del gobierno de la Ciudad Autónoma desde hacía
años. La falta de terrenos para la ubicación definitiva de
una pista de atletismo determinaba por entonces la
complicación añadida a la máxima voluntad de disponer de una
instalación de este calibre para el deporte de la ciudad.
Finalmente encajando los ovillos necesarios, desliando la
madeja y engarzando las oportunidades de equipamientos
dotacionales que aportaba el muy complicado proyecto de
urbanización de Loma Colmenar, los desajustes quedaron
ajustados, el desengranaje, engranado y la colaboración,
coordinación y por qué no decirlo la compenetración entre
administraciones con la máxima del interés general de los
ceutíes, ha llevado por fin a que lo que era una idea, se
fuera convirtiendo en un pre-proyecto, un proyecto y ahora
en un diseño definitivo de cómo será efectivamente una
instalación que aportará un servicio de primera magnitud a
una de las áreas urbanas que más crecerán, por su novedosa
construcción de ciudad que emergerá de la nada.
El compromiso del Consejo Superior de Deportes a colaborar
en la financiación, entre otras cuestiones de mayor calado
porque bastante poco dio antes a la ciudad para
infraestructuras deportivas, viene a refrendar el buen
trabajo llevado a cabo por todos los actores que, de algún
modo, han puesto su grano de arena para que finalmente el
CSD se decida a ‘colaborar’ de un modo decidido a que el
coste de su construcción se minore para la Ciudad Autónoma.
Parlamentario, delegado, responsables del deporte ceutí y
presidente han empujado el carro en la misma dirección. Es
más, pese a los anuncios oficiales, aun hay trabajo por
delante y bueno sería que ese clima magnífico de cooperación
y decisión se mantenga hasta el final. Todo ello, sin
desmerecer la posibilidad de, ¿por qué no?, ampliar a un
velódromo compatible con esta futura nueva instalación
deportiva. El momento es decisivo, ideal y la apuesta de
todos magnífica.
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