Marchando una de toros y toreros!.
Los que se oponen a la celebración de la fiesta nacional, en
nuestra tierra, andan recogiendo firmas para que el festejo
no se llegue a celebrar. Cosa que me parece bien, pues
mantengo la idea de que cada uno es libre de pensar como le
venga en ganas.
Ahora bien, partiendo de la base de que no me gustan los
toros, ni que se le haga daño a ningún animal manteniendo la
idea, anteriormente expuesta, creo que es justo que a los
que son aficionados a los toros expresen también su idea de
que se celebre el festejo taurino.
Todos los espectáculos que llegan a Ceuta de la mano de la
consejería de Cultura, que tan magníficamente lleva mi
apreciada Mabel Deu cuentan, sin duda alguna, a la hora de
pagarse con el dinero de todos los contribuyentes. Luego es
lógico, que si el dinero sale del bolsillos de todos, los
aficionados a los toros tengan el mismo derecho a que se les
dé una fiesta que a ellos les gusta, que a traer esos
cantantes que a ellos no les gusta, pero que pagan con su
dinero sin que, por ello, se tiren a la calle a recoger
firmas para que no se celebre el acto.
Está de moda manifestarse contra la llamada fiesta nacional.
Algunos de esos manifestantes han llegado incluso a
“colgarse” de la fachada de las plazas de toros, pidiendo la
suspensión de las corridas. Cosa que, por supuesto no han
conseguido.
Y me pregunto yo, si es qué se puede preguntar algo sin que
nadie se me moleste. Por qué razón no se manifiestan estos
defensores de los animales, contra las cacerías donde se
matan animales o contra aquellos que cuando los galgos no
les valen los cuelgan de un árbol. O es qué, todos ellos, no
pertenecen al reino animal.
Y como uno es como es, no de más carne, y tiene la fea
costumbre de pensar en los demás. Pues pensando en todos
aquellos que trabajan dentro del entorno de la fiesta
nacional, si acabamos con las corridas de toros, se perderán
trescientos mil puestos de trabajo directos, se acabarían
las dehesas y lo que supone un mayor peligro daríamos lugar
a que se extinguiera de la faz de la tierra la raza del toro
de lidia, con lo cual, ya que tanto se lucha para defender
el ecosistema, estaríamos atacando al mismo, llevándolo
hacia su destrucción, perdiéndose esas dehesas para dar paso
al ladrillo.
No creo, con toda sinceridad, que España esté para mandar
trescientas mil personas más al paro de los puestos directo,
sin contar los indirectos que también superan las doscientas
mil personas.
Todo ello sin contar con la extinción de una raza, ahora que
por todos los medios a nuestro alcance, tratamos de
conservar las especies, sobre todas aquellas que están en
peligro de extinción. Y ni te cuento, el daño que le
estaríamos haciendo al ecosistema, ese que tanto luchamos
por mantener al desaparecer esas dehesas donde se crían los
toros bravos.
Insisto, no me gusta que se le haga daño a ningún animal y,
por supuesto, no voy a ir a ver ninguna corrida de toros
pero mantengo el respeto a quienes les gusten. Es su
problema.
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