La Aduana Comercial en el Tarajal existe desde hace tiempo,
al menos en el lado español. Llegar a ese punto cargado de
mercancías y manifestar intención para declarar, es
suficiente para que los trámites se realicen con normalidad.
Nadie pregunta por el sistema utilizado para pasar por el
lado marroquí. Lo importante es llegar, con eso basta.
Quiere esto decir que, si llenamos un camión de ladrillos en
Castillejos y conseguimos pasar por la aduana marroquí hasta
llegar a la española, podremos realizar nuestro despacho
aduanero sin mayores dificultades, incluso podremos irnos
con la liquidación del IPSI hecha. En el lado español son
todo comodidades. El problema radica en llegar.
Quiere esto decir que lo que es normal para un lado no lo es
para el otro. Es muy posible que algún día Marruecos cambié
la definición de la aduna de Bab Sebta (Puerta de Ceuta) y
le conceda status parecido o igual a la aduana de Tánger o
Casablanca, por citar algunos, sin embargo, hoy por hoy, la
decisión aparece como lejana y, si todo puede decirse, con
lindes que los ojos no alcanzan.
Parece razonable que la aspiración hacia un tráfico
comercial pleno con Marruecos pueda constituirse en un
objetivo vital, pero siempre y cuando conlleve otro tipo de
convicciones y voluntades.
Recuerdo a un delegado del Gobierno, que en paz descanse,
que me decía: “… mire, por aquí vienen a quejarse de que no
venden, de que los marroquíes no vienen… y yo les digo que
cuando los marroquíes cambien de opinión y vuelvan a venir,
procuren tratarles bien, puede que así siempre vengan…se da
Vd cuenta, decía, sólo buscan la venta…” No quiere esto
decir que a los marroquíes se les trate mal, no; antes bien,
lo que el buen hombre quería transmitir es que había que
abandonar cierta actitud de egoísmo, dejando de ver en el
marroquí una simple herramienta para alcanzar beneficios
económicos y de calidad de vida, así como que venía a decir
que había que poner en marcha otros mecanismos de vecindad,
con contenidos plenos en conocimiento y respeto mutuos,
entre otras cosas.
Pasa algo parecido con la aduana comercial, pensar sólo en
la aduana comercial es, cuando menos, repetirse en el error,
es como mirar y no ver, es, en definitiva, cotizar
interesante futuro a la baja.
Que la Ciudad pida a Madrid la aduana comercial parece
legítimo, sin embargo, la Ciudad es quien hace de vecino y
no Madrid, de ahí que la necesidad la valore más la Ciudad
que Madrid.Viene bien a todo esto aquella máxima árabe que
dice: “…quien de Meca cerca está, lejos de ella se halla
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