Nunca me ha gustado hablar de los
politiquillos de medio pelo, personajillos del tres al
cuarto, que han pasado a la historia de este pueblo con más
pena que gloria. Y no lo he hecho, porque al hacerlo he
creído que era resucitar a un muerto político y darle la
oportunidad de asomar la cabeza, para continuar creyéndose
que es alguien. Vamos que es obrar de nuevo el milagro de
decir “levántate y anda” Y, naturalmente, los milagros no
son mi fuerte. Los muertos políticos, muertos están
En cuanto nombra a alguno de esta fauna, levanta la cabeza,
creyéndose ser lo que no es, puesto que nada más que es un
cadáver político que ya huele con tanto tiempo que lleva
ingresado en el sarcófago, inicia una guerra una guerra
contra todos y contra todo cual zombi que se precie dando
palos de ciego, tratando de volver a la vida política, sin
darse cuenta de que los cadáveres políticos ya no son
escuchados ni en sus casas.
Con esto me pasa como cuando se inicia una “guerra” y me veo
inmerso en ella sin probarlo ni catarlo, jamás la rehúyo, me
enfrento a ella, sin escudarme cobardemente en otros
personajes para que me salven el trasero.
Esta fauna de cadáveres políticos a los que alguien, por las
razones que sean, le han dado un respiro, no encuentran
mejor camino para sus ataques que atacar a todo el mundo, al
tratar de lanzar sus ataques a quienes les han dado,
erróneamente, ese respiro haciendo posible su reaparición
aunque con resultados negativos, todo hay que decirlo,
porque esa reaparición es pan para hoy y hambre para mañana,
seguirán siendo, por mucho que se esfuercen cadáveres de los
que nadie se acuerda.
Pues como les decía no encuentran mejor camino, en sus
ataques, que es atacar a todo el mundo. Como jamás le daría
aire a uno de esos politiquillos de medio pelo, no entiendo
muy bien, quizás porque soy duro de mollera, la razón por la
cual se meten en esa “guerra” a quienes nada han tenido que
ver en ella, contando historias con más caducidad que el
primer yogurt que se comió Nerón.
En fin que si este cadáver político, arde en deseos de que
uno que es más inocente que un San Jumerio, entre en la
guerra, te complaceré con mucho gusto. Ahora eso si, no
esperes que te haga la menor publicidad ni, por supuesto
desees que me dirija a ti, como cadáver político que eres y
diga la celebre frase bíblica de aquel milagro “levántate y
anda”. Pues por mucho que lo intente, sólo eres un zombi de
la política, que se arrastraría por las calles, causando
pavor entre el pueblo, Como comprenderás, no están las cosas
para que sea yo el causante de que el pueblo se asuste ante
ese zombi que se arrastra por nuestras calles.
Aunque pensándolo bien, como ahora llegan los carnavales,
igual el pueblo se divierte riéndose de tu persona, viendo
como te arrastras por nuestras calles. Cosa que nada te
tiene que extrañar, pues son las mismas risas de cuando te
creías que eras alguien. La historia vivo o zombi siempre se
repite a igual que en este caso las risas.
Esto es solamente un avisos a los navegantes. Si me quieres
encontrar, no lo dudes, me encontrarás. Un saludo de un
enano.
|