No es nuevo que apele a la prudencia en estos momentos como
elemento útil y responsable frente a los que están más
acostumbrados a la vorágine y a las tempestades. El asunto
entre manos, el de la denuncia por supuestos malos tratos en
Punta Blanca, ya está en los juzgados. Concretamente el
número 2 y el número 4 se reparten por ahora la
responsabilidad de sacar adelante lo que en estos momentos
está sobre la mesa bajo la maza de sus señorías. De momento,
y por situar, la denuncia interpuesta el pasado día 20 en
Fiscalía por el líder de Comisiones ha pasado directamente
al juzgado, pero ojo, después de que el fiscal advirtiese de
que ante una denuncia de tal calibre y con tanta relevancia
es necesario legalmente aportar la demostración de la
evidencia bien por testimonios o bien por otros medios de
prueba. El 23 de enero, el fiscal no pudo sacarle una
palabra a Aróstegui al respecto. De modo que el día 29 éste
le informó que enviaría la denuncia al juez porque él sí es
el que le puede obligar a citar y descubrir a su fuente
[esta es la interpretación más llana del informe que se basa
en numerosos aspectos técnicos]. Es curioso cómo el día 3 de
febrero se produce la primera denuncia de un ex vigilante; y
hasta una segunda. Me cuentan que algunos andan un poco
revueltos buscando a toda prisa nombres, direcciones aquí y
en Marruecos. Incluso con mala baba me cuentan que hay cola
de ex vigilantes apuntándose al carro -qué cosas-. Habrá más
noticias, seguro, pero la prudencia es la mejor arma ante la
desesperación.
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