Sólo hay dos maneras de saldar las
deudas: por el trabajo y por el ahorro. Ni lo uno ni lo otro
se viene fomentado en este país. La prudencia en el gasto
hace tiempo que brilla por su ausencia. Por parte del
Estado, el endeudando hasta los dientes es público y
notorio. Las familias tampoco han dudado en tirar de tarjeta
de crédito, aún advirtiendo peligrar su puesto de trabajo.
Quizás han hecho caso a un gobierno que negaba la crisis
cuando la recesión estaba servida y otros países ya habían
tomado medidas. Con dar migajas sociales a palo seco, el
bolsillo de los españoles no sale del desplome. Hace falta
crear empleo. Algo que en España sigue escaseando, por
cierto más que en otros países de la Unión Europea, a la par
que crece la ociosidad y la suerte se antepone a la
ocupación, mientras no se reforme la política de empleo y el
mercado laboral.
Hemos estado perdiendo competitividad y la autoestima del
mundo obrero. A cambio cosechamos riadas de débitos. Con la
soga al cuello es difícil centrarse y mejorar la
productividad, máxime cuando se tienen otros hábitos de
derroche, cuando nadie se fía de nadie, y el borreguismo se
ha premiado antes que la formación laboral. Aquellos países
que cuentan con una población más formada es evidente que su
tasa de paro es menor y consiguen antes entrar en el mercado
de trabajo. Trabajar con unas políticas laborales impropias
para un momento de crisis como el actual traerá graves
consecuencias en el futuro. Han de propiciarse políticas de
Estado consensuadas con todos los agentes políticos,
económicos y sociales. El gobierno debe emplear todas sus
energías en conseguirlo. Es su deber y no puede gastar más
tiempo en alargar las reformas que todos los especialistas
en la materia piden, incluido el gobernador del Banco de
España, Miguel Ángel Fernández Ordoñez, después de haber
soltado la siguiente perla, que comparto al cien por cien y
que transcribo: “sólo podremos avanzar si nos centramos en
encontrar las fórmulas que nos permitan aumentar la
productividad, reducir las cifras de desempleo y mejorar los
salarios de los trabajadores”.
De lo contrario, si seguimos únicamente con los parcheos de
planes partidistas, que para nada estimulan la economía y el
empleo como se está viendo, la hecatombe puede ser
mayúscula. Podemos tener la protección al desempleo más
alta, pero junto a ello, hace falta con urgencia producir
más, incentivar salarios y generar confianza para que
germinen nuevas empresas y se regeneren otras. Los españoles
necesitan trabajo para poder pagar las muchas deudas
contraídas. Ahora a mitad de mes, el bolsillo ya está vacío
para muchos, también para los que trabajan.
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