Cabe destacar que la situación
actual de la política, de la crisis y de todo lo demás pasa
por un “impasse” bastante embolicado con tantos problemas,
cuya guinda es el reciente atentado de los etarras con coche
bomba pero sin víctimas, contra la sede de Ferrovial-Agromán,
una de las adjudicatarias del AVE vasco.
En todo caso, también resulta bastante macabro y peligroso
que haya gente suelta por ahí dispuesta a descerrajar un
tiro en la cabeza a cualquiera que encuentre en la calle. Va
esto por el reciente asesinato de Félix Martínez Touriño,
conocido mío y colaborador en algunos eventos cuando mi
etapa en Madrid y cuando estaba en el sector hostelero,
hasta ahora era el director del Centro Internacional de
Convenciones de Barcelona y apenas tenía 37 años.
Por si fuera poco dos mossos d’Esquadra de la comisaría del
Eixample, resultaron la pasada madrugada, heridos de arma
blanca en una pelea multitudinaria en el parque de
l’Escorxador de Barcelona.
Entretanto los jueces barruntan huelga si huelga no. Como
sientan este precedente, el de hacer huelga, la van a armar
gorda por que el status de un juez no es el de un trabajador
corriente y moliente. Menos mal que el Poder Judicial lo ve
claro.
De todo esto, cosas que suceden más o menos en cualquier
país, pero no en cualquiera sino en el nuestro, se nota una
marcha ‘in crescendo’ fatal para la política: el PP está
siendo sacudido por terremotos internos que no llegan, por
suerte para Mariano Rajoy, a la categoría de tsunami. Los
tres escándalos mayúsculos, por ahora, está carcomiendo los
nervios del líder pepero (como muestra: la foto en la que
trata de comerse las gafas) y ello conlleva que los
ciudadanos conservadores se miren perplejos.
A pesar de que pretende desmarcarse de los escándalos, éstos
le salpican demasiado cerca y difícil lo tendrá, cada vez
peor, si se siguen destapando chanchullos. Chanchullos
inadmisibles, porque los que se aprovechan de ello son
políticos elegidos por los ciudadanos y la burla hacia sus
electores es bastante grave.
Por si no fuera poco, la crisis económica del país está
haciendo creernos que los empresarios representados por el
presidente de la CEOE tienen buen corazón y tratan de salvar
la crisis, salvándose ellos en primer lugar con el
abaratamiento del despido. Un arma de doble filo y
expresamente mortal para los derechos legítimos de los
trabajadores que verían mermado muchísimo los mismos y con
ello mandar a la mierda muchos años de luchas
reivindicativas.
El truco ese de decirnos que con el abaratamiento del
despido fomentan más empleo y con ello más trabajadores…
dejen que me ría un poquito -si me río mucho se me sube la
tensión demasiado- y les pregunte directamente: ¿Despedirán
a tres a cambio de admitir a uno?
Cuentan el incremento de empleo como una novedad, sin restar
los despidos. En cierto modo no dicen una mentira, la del
incremento de empleo, pero tampoco dicen una verdad, la de
no contabilizar el saldo.
Abaratar el despido significa que el empresario, aparte de
los beneficios que ha obtenido mientras el trabajador estaba
en su empresa, obtendrá pingües ganancias, que casi nunca
reparte con sus trabajadores –como mucho el 1% de las
mismas- cuando la producción tenga necesidad de bajar un
tanto por la acumulación de stocks. Despide a los
trabajadores que su responsable de producción le asegura no
necesitar y éstos despidos no lo contabiliza en la
propaganda de la empresa. Cuando la producción tiene
necesidad de incremento, solicita nuevos trabajadores que sí
lo contabilizan en la misma propaganda de la empresa…
Bueno, de momento los trabajadores que tenemos amarrado
nuestro futuro somos los que pertenecemos a la esfera del
funcionariado o de mandos intermedios para arriba… el resto
que vayan a comulgar para que no le toquen la ruleta del
despido.
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