Se lee a cada paso y se oye casi
ininterrumpidamente que el Partido Popular sufre la peor
crisis de su breve historia política y que en el horizonte
aparece un agujero negro que amenaza con engullir al partido
de aquí a las próximas elecciones generales.
Y no sólo pintan panorama tan oscuro los medios afines al
Gobierno de España, sino que también los favorables a los
populares se han convertido en augures de malas noticias. Y
le piden a Mariano Rajoy que deje de hacer el don
Tancredo.
Me imagino que Juan Vivas, tan al tanto de cuanto
está ocurriendo en el seno de su partido, luchas intestinas
desencadenadas por la que vienen manteniendo Esperanza
Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón, habrá
aprovechado el tradicional cumplimiento ante la Patrona,
para pedirle a Ésta protección divina para su partido.
Protección divina para su partido a escala nacional, con el
fin de que la situación no finalice como el rosario de la
aurora: o sea, un calco a lo que le ocurrió, en su día, a la
Unión de Centro Democrático. Comparación exagerada, por
supuesto, pero las trifulcas entre propios se saben siempre
como empiezan pero nunca como acaban.
Pero al margen de esa casi segura petición hecha por Vivas a
la Patrona, aprovechando la acostumbrada ratificación del
Voto, mi certeza es total en cuanto a que el presidente rogó
encarecidamente a la Virgen que usara de todos sus
privilegios para que su gobierno pueda resistir las
embestidas de una oposición que, a pesar de su debilidad,
está sacando fuerzas de flaqueza.
De ahí que Mohamed Alí trate de aliarse con un
híbrido de partido: porque no se sabe si el PSPC es
Comisiones Obreras o si este organismo es el PSPC. Pues
están concebidos como una mezcla heterogénea. Cuyos
dirigentes pertenecen a una clase media, tan bien bebida
como comida, con el mínimo esfuerzo, y que nunca pudieron
meter las narices en la primera línea de los partidos
ganadores.
La oposición está acabada. Sin duda. Los hechos así lo
vienen demostrando. De lo contrario, Alí no estaría
actuando como un irresponsable al echarse en los brazos de
un fulano que todo lo que toca lo hace trizas. El presidente
de la Unión Democrática Ceutí se ha sometido confiadamente y
sin reservas a la voluntad de un individuo cuyo historial
cual político es un desastre en todos los sentidos. Y como
bien dice Mohamed Haddu ‘Musa’, a quienes quieran
oírle, Alí está dilapidando su capital de crédito y de
votos, de una manera inexplicable, por absurda.
Lo cual evidencia, y lo siento por Alí, que quienes
valoramos en gran medida su capacidad política, nada más
aparecer en la escena pública, cometimos un error de
apreciación grave. Y es que el mero hecho de anunciar que
está en contacto con alguien poco fiable en todos los
sentidos, invita a pensar que Alí se encuentra en un
callejón sin salida.
No obstante, aunque Vivas haga muy bien desconfiando de las
últimas sacudidas del primer partido de la oposición, lo
primero que tendría que haberle pedido a la Señora, por
encima de ninguna otra petición, es que abortara cualquier
discrepancia interna entre miembros de su gobierno. Y qué
decir de las suyas con Gordillo si las hubiere. Y a
gobernar viento en popa. Claro que sí.
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