Asistimos indudablemente a la creación y desarrollo de una
orquestada sinfonía de la confusión en torno al centro de
menores ‘Punta Blanca’. Asistimos a una sucesión de actos de
naturaleza muy grave que tendría que contar con la
precaución debida en función de la trascendencia de los
acontecimientos de referencia. La suma de una segunda
denuncia proveniente de un segundo testimonio ocular de
supuestos malos tratos nos chirría desde el momento en que,
en contacto con la Fiscalía y con el Juzgado de Menores, nos
informan con extrañeza que lo denunciado suceda en este
centro de reforma del Menor bajo competencia de la Ciudad
Autónoma y en manos de profesionales de esta delicada área.
De hecho, cabe confesar que el primero de los vigilantes de
seguridad que presentó denuncia, un año y medio después de
supuestamente haber presenciado malos tratos se acercó antes
de Navidad por la redacción de este diario. Evidentemente,
al contrastar con el Destacamento de la Fiscalía en Ceuta
los hechos que nos fueron transmitidos, conocimos el sistema
de trabajo de quienes jurídicamente protegen a los internos.
Desde luego, no dudamos en ningún momento de la labor del
Fiscal, ni del Juez de Menores quienes confiesan que nuncan
han recibido quejas de tal calibre de esos menores
internados en el reformatorio. Así que nos sonaba todo a un
arrebato personal de quien no parece que acabara bien ni con
su empresa, ni con sus compañeros de trabajo. Curiosamente,
al poco tiempo, el líder de CCOO presentó denuncia por
hechos similares a los que oímos en su momento.
La respuesta de trabajadores y de la Administración,
denuncia en mano, sólo deja la alternativa, a quien se lanzó
sin paracaídas, de buscar lo que sea y como sea para
demostrar su acusación, o al menos hacerla creible. Dos
vigilantes y sus ‘testimonios oportunos’ podrían ser clara
muestra de esta hipótesis. Como vigilantes que eran, lo que
ahora afirman debían haberlo denunciado antes. No vale el
desconocimiento, como excusa, ante un juez porque ésta no
exime del cumplimiento de la Ley. La otra salida es la de
falsedad de testimonio. Malo.
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