En una entrevista hecha a la Sra.
Presidenta del Consejo Escolar de Estado, el pasado Lunes 2
de Febrero de 2009, en las páginas de este diario, ponía de
manifiesto, entre otras cuestiones, que en nuestra ciudad
“se mantuvo el primer Ciclo de la ESO, en los Colegios, más
tiempo del necesario, sacrificándose bibliotecas, aulas
específicas o laboratorios para dar respuesta a la necesidad
de escolarización a nuevos alumnos y no se planificó
adecuadamente la necesidad de nuevas instalaciones”.
Sobre el retraso de la incorporación del 1º Ciclo de la ESO,
quiero manifestar que, según mi experiencia, esta
incorporación nunca se tenía que haber producido. Mis
argumentos, basados en mis vivencias en aquellos momentos,
contó con el apoyo de muchos compañeros, considerándose como
mayor inconveniencia, la inmadurez del alumnado. La
incorporación de alumnos y alumnas con doce años, al
finalizar la Enseñanza Primaria, tuvo una consecuencia entre
las familias: su rechazo total. No aceptaron, en principio,
que sus hijos dieran clases en los Colegios de Enseñanza
Media. Aquellas que tuvieron oportunidad de matricularlos en
centros concertados, lo hicieron. Otros, no tuvieron más
remedio que aceptarlo. Porque, curiosamente en los centros
concertados, los alumnos, no sólo permanecen en estos
centros para realizar el primer ciclo, sino que realizan
también el segundo ciclo; es decir, que un alumno que
ingresa en un centro de esta categoría, en Educación
Infantil, se garantiza toda la Enseñanza Obligatoria, en el
mismo. Por esta razón, al menos en nuestra ciudad, son los
centros concertados los más solicitados.
Viene al caso el de una madre que, próximo su hijo a su
incorporación al 1º Ciclo de la ESO, se lamentaba no haber
podido encontrar un colegio concertado para su hijo.
Argumentaba que no tenía más remedio que aceptar el centro
de Enseñanza Media que le había correspondido –porque no hay
otra opción- pero que tendría que realizar la labor diaria
de acompañarlo hasta las puertas del Centro y recogerlo a la
salida. Mostraba su satisfacción por la norma establecida en
el mismo, prohibiendo la salida de los alumnos durante las
horas del recreo, situación que no “disfrutaban” los alumnos
de Bachillerato, que estos sí que abandonaban el centro.
Por lo que respecta a la incorporación de los maestros
–antiguos profesores de la EGB- la mayoría se incorporaron a
los IES, para continuar impartiendo sus especialidades en el
1º Ciclo de la ESO; otros no lo hicieron, buscando puestos
en la Enseñanza Primaria y otros, después de una corta
experiencia de un año en el IES, prefirieron incorporarse a
la Enseñanza Primaria o en la Educación de Adultos…
Recordemos que la disposición transitoria cuarta, de la Ley
Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE),
posibilitaba que los Maestros pudieran permanecer
indefinidamente en el primer Ciclo de la ESO. Por supuesto
que, de forma definitiva, ningún maestro pasaría a impartir
dicho ciclo, si antes no había pertenecido al mismo.
Es lamentable que un hecho de tanta trascendencia –educación
de nuestros hijos- como suele ocurrir, no se tuviera en
cuenta la opinión de la familia, que con toda seguridad,
como hemos indicado anteriormente, no estaban de acuerdo con
que sus hijos se incorporaran a los IES, por la razón de su
inmadurez. Pero, la educación está así en nuestro país,
donde las Normas Educativas se establecen para, en general,
perjudicar los intereses de la familia, como ocurre en los
momentos actuales con la polémica asignatura de EpC.
En nuestra ciudad ese “rapto” del 1º Ciclo –demasiado tarde
para la Sra. Directora- se realizó en el curso 2002-2003,
justamente cuando me llegó la jubilación, por lo que me
sentí enormemente relajado por no tener que tomar la
decisión de elegir sobre mi incorporación al IES o acogerme
a la Enseñanza Primaria. Con mi jubilación dejé atrás un
largo período de experiencia docente, desde la antigua
Enseñanza Primaria a la EGB, que se dio por finalizada en el
curso 96-97.
Cuando se puso en marcha la LOGSE, curso 95-96, en la ESO,
asumí las responsabilidades de las materias Matemáticas y C.
Naturales y para completar horario, Tecnología, en los dos
primeros cursos. El programa de Matemáticas lo ajusté a los
contenidos de los niveles de 7º y 8º de la EGB, con lo que
aquellos alumnos no fueron “víctimas”, al menos en esa
materia de la LOGSE.
Si queremos buscar culpables sobre el fracaso escolar
sobrevenido, para mí, solamente hay uno: la LOGSE. Una ley
que empezó a poner en cuestión la autoridad del maestro.
Desposeídos de la autoridad que nos permitía mantener el
orden y la disciplina en las aulas, nos convertimos en
chivos expiatorios y en cabeza de turco de todo lo que
vendría después: un fracaso escolar jamás conocido y un
abandono prematuro de las aulas. Porque conceptos como la
disciplina, el trabajo continuo que se resume en la palabra
constancia, el fomento del mérito que al final redunda en el
beneficio de toda la sociedad, no podían ser sospechosos de
ninguna actitud dictatorial. Ahí quedan esos lodos de
aquellos polvos.
Es posible que los PCPI (Programas de Cualificación
Profesional Inicial) mejoren las condiciones de los jóvenes
para su incorporación al mercado laboral, proseguir estudios
en las diferentes enseñanzas por las vías previstas en la
Ley. Quizás se obtengan mejores resultados que con los
extintos Programas de Garantía Social, donde los resultados
no fueron satisfactorios.
Y recordar, de nuevo, que ha sido un grave error, no dejar
el primer Ciclo de la ESO en los centros de Enseñanza
Primaria, quizás también causa del fracaso escolar que nos
invade.
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