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OPINIÓN - MARTES, 10 DE FEBRERO DE 2009

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

No estoy de acuerdo
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

En una entrevista hecha a la Sra. Presidenta del Consejo Escolar de Estado, el pasado Lunes 2 de Febrero de 2009, en las páginas de este diario, ponía de manifiesto, entre otras cuestiones, que en nuestra ciudad “se mantuvo el primer Ciclo de la ESO, en los Colegios, más tiempo del necesario, sacrificándose bibliotecas, aulas específicas o laboratorios para dar respuesta a la necesidad de escolarización a nuevos alumnos y no se planificó adecuadamente la necesidad de nuevas instalaciones”.

Sobre el retraso de la incorporación del 1º Ciclo de la ESO, quiero manifestar que, según mi experiencia, esta incorporación nunca se tenía que haber producido. Mis argumentos, basados en mis vivencias en aquellos momentos, contó con el apoyo de muchos compañeros, considerándose como mayor inconveniencia, la inmadurez del alumnado. La incorporación de alumnos y alumnas con doce años, al finalizar la Enseñanza Primaria, tuvo una consecuencia entre las familias: su rechazo total. No aceptaron, en principio, que sus hijos dieran clases en los Colegios de Enseñanza Media. Aquellas que tuvieron oportunidad de matricularlos en centros concertados, lo hicieron. Otros, no tuvieron más remedio que aceptarlo. Porque, curiosamente en los centros concertados, los alumnos, no sólo permanecen en estos centros para realizar el primer ciclo, sino que realizan también el segundo ciclo; es decir, que un alumno que ingresa en un centro de esta categoría, en Educación Infantil, se garantiza toda la Enseñanza Obligatoria, en el mismo. Por esta razón, al menos en nuestra ciudad, son los centros concertados los más solicitados.

Viene al caso el de una madre que, próximo su hijo a su incorporación al 1º Ciclo de la ESO, se lamentaba no haber podido encontrar un colegio concertado para su hijo. Argumentaba que no tenía más remedio que aceptar el centro de Enseñanza Media que le había correspondido –porque no hay otra opción- pero que tendría que realizar la labor diaria de acompañarlo hasta las puertas del Centro y recogerlo a la salida. Mostraba su satisfacción por la norma establecida en el mismo, prohibiendo la salida de los alumnos durante las horas del recreo, situación que no “disfrutaban” los alumnos de Bachillerato, que estos sí que abandonaban el centro.

Por lo que respecta a la incorporación de los maestros –antiguos profesores de la EGB- la mayoría se incorporaron a los IES, para continuar impartiendo sus especialidades en el 1º Ciclo de la ESO; otros no lo hicieron, buscando puestos en la Enseñanza Primaria y otros, después de una corta experiencia de un año en el IES, prefirieron incorporarse a la Enseñanza Primaria o en la Educación de Adultos…

Recordemos que la disposición transitoria cuarta, de la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE), posibilitaba que los Maestros pudieran permanecer indefinidamente en el primer Ciclo de la ESO. Por supuesto que, de forma definitiva, ningún maestro pasaría a impartir dicho ciclo, si antes no había pertenecido al mismo.

Es lamentable que un hecho de tanta trascendencia –educación de nuestros hijos- como suele ocurrir, no se tuviera en cuenta la opinión de la familia, que con toda seguridad, como hemos indicado anteriormente, no estaban de acuerdo con que sus hijos se incorporaran a los IES, por la razón de su inmadurez. Pero, la educación está así en nuestro país, donde las Normas Educativas se establecen para, en general, perjudicar los intereses de la familia, como ocurre en los momentos actuales con la polémica asignatura de EpC.

En nuestra ciudad ese “rapto” del 1º Ciclo –demasiado tarde para la Sra. Directora- se realizó en el curso 2002-2003, justamente cuando me llegó la jubilación, por lo que me sentí enormemente relajado por no tener que tomar la decisión de elegir sobre mi incorporación al IES o acogerme a la Enseñanza Primaria. Con mi jubilación dejé atrás un largo período de experiencia docente, desde la antigua Enseñanza Primaria a la EGB, que se dio por finalizada en el curso 96-97.

Cuando se puso en marcha la LOGSE, curso 95-96, en la ESO, asumí las responsabilidades de las materias Matemáticas y C. Naturales y para completar horario, Tecnología, en los dos primeros cursos. El programa de Matemáticas lo ajusté a los contenidos de los niveles de 7º y 8º de la EGB, con lo que aquellos alumnos no fueron “víctimas”, al menos en esa materia de la LOGSE.

Si queremos buscar culpables sobre el fracaso escolar sobrevenido, para mí, solamente hay uno: la LOGSE. Una ley que empezó a poner en cuestión la autoridad del maestro. Desposeídos de la autoridad que nos permitía mantener el orden y la disciplina en las aulas, nos convertimos en chivos expiatorios y en cabeza de turco de todo lo que vendría después: un fracaso escolar jamás conocido y un abandono prematuro de las aulas. Porque conceptos como la disciplina, el trabajo continuo que se resume en la palabra constancia, el fomento del mérito que al final redunda en el beneficio de toda la sociedad, no podían ser sospechosos de ninguna actitud dictatorial. Ahí quedan esos lodos de aquellos polvos.

Es posible que los PCPI (Programas de Cualificación Profesional Inicial) mejoren las condiciones de los jóvenes para su incorporación al mercado laboral, proseguir estudios en las diferentes enseñanzas por las vías previstas en la Ley. Quizás se obtengan mejores resultados que con los extintos Programas de Garantía Social, donde los resultados no fueron satisfactorios.

Y recordar, de nuevo, que ha sido un grave error, no dejar el primer Ciclo de la ESO en los centros de Enseñanza Primaria, quizás también causa del fracaso escolar que nos invade.
 

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