Santiago Real, profesor de la Facultad de Educación y
Humanidades de Ceuta, es el ‘álma mater’ de una exposición
inaugurada ayer y con un marcado carácter nostálgico. “Hoy,
sólo me arrepiento de una cosa: no haber conservado todos
los tebeos que tenía cuando era niño, para que mi hijo
pudiera disfrutarlos cuando sepa leer”, afirma Real, quien
ha recopilado en la muestra las viñetas de Carpanta, Zipi y
Zape, Petra la criada, las solteronas Gilda o Rompetechos,
entre otros muchos.
La Facultad de Educación y Humanidades de Ceuta inauguró
ayer una exposición sobre tebeos bajo el título de Lo que os
perdísteis, chavales, en la que Santiago Real ha rescatado
del olvido a héroes infantiles como el Guerrero del Antifaz,
Roberto Alcázar y Pedrín o el Capitán Trueno.
La muestra, que será visitable hasta el día 31 de marzo,
está compuesta de 32 cuadros con viñetas cañís sacadas de
“aquellas revistas que cada semana o 15 días llegaban a los
kioscos, como Pulgarcito, Din-Dan, Tiovivo, DDT o Mortadelo”,
señala el organizador de la exposición.
“En mi infancia, allá por los años 60, los niños no teníamos
videojuegos ni ordenadores”, recuerda Real, “no había dvd’s
ni tan siquiera vídeos, pero teníamos algo maravilloso, algo
que ya no existe ni volvera a existir: los tebeos”, añade.
Según explica el profesor de la Facultad de Educación y
Humanidades, en aquellas historietas gráficas “aparecían
unos personajes tan humanos como graciosos”.
“Te hacían reír y te hacían soñar”, asegura Real, y que
además tenía su faceta sociológica, ya que “hablaban de
cosas de la vida cotidiana, por lo que era muy fácil
engancharse a esos personajes que nos retrataban como el
esperpento de Valle-Inclán”.
Así, la exposición recuerda el hambre de Carpanta, las
travesuras de Zipi y Zape, las ocurrencias de Petra la
criada para todo, la mala leche de las solteras Gilda, la
miopía de Rompetechos o la caradura del Tío Vázquez.
“En mi caso, además, los tebeos sirvieron de iniciación a la
lectura”, señala, ya que comenzó con Mortadelo y Filemón
“para continuar con Enid Blyton, luego periódicos, revistas
y, finalmente, novelas de mayores”.
Real destaca también que los personajes de los tebeos
fueron, “lejos de la estilizada musculatura y superpoderes
de la Marvel o DC Comics, héroes patrios, que hacían frente
al mal con arrojo y valor, pero sobre todo con
verosimilitud”.
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