Otro ex vigilante de seguridad del centro de reforma de
menores de Punta Blanca ha denunciado a la Fiscalía haber
sido testigo durante el tiempo que permaneció trabajando en
el mismo desde noviembre de 2007 a mayo de 2008 de presuntos
malos tratos físicos y psíquicos sobre los internos.
Un segundo ex vigilante de seguridad del centro de reforma
de menores de Punta Blanca, en Ceuta, ha denunciado ante el
destacamento de la Fiscalía en la ciudad autónoma haber sido
testigo de malos tratos psíquicos y físicos en sus
instalaciones sin que se informase ni “al juez ni al fiscal”
de maniobras de inmovilización “sin ningún tipo de control
por personal sanitario”.
Según su relato, estos abusos consistían en mantener a los
menores “que molestaban al personal dedicado a su cuidado y
atención” esposados a los pies o al cabecero de sus camas
“con los brazos en cruz y arrodillados durante horas,
incluso durante toda la noche (ocho horas de turno del
vigilante)”, según consta en su testifical, a cuyo contenido
se ha remitido EL PUEBLO
De acuerdo con su versión de los hechos, esta sujeción “se
producía a la mínima acción del menor, sin que existieran
causas que realmente justificaran la adopción de este tipo
de medidas de inmovilización”.
Desconocía el delito
El ex vigilante asegura en su denuncia que no puso en
conocimiento de la Justicia anteriormente estos hechos
“porque desconocía que fueran constitutivos de delito”, ya
que asegura que desde su ingreso como vigilante en este
centro “se practicaban de forma habitual”. Asimismo, afirma
que se decidió a hacerlo una vez conocido por los medios de
comunicación “que este proceder pudiera ser un delito”,
motivo por el que dice querer “colaborar con la justicia en
el esclarecimiento de los hechos”.
“Me consta”, informa al fiscal, “que ni el juez ni el fiscal
de Menores eran informados de la adopción de este tipo de
medidas por el personal del centro”, señala el denunciante,
que sin embargo afirma que tanto la directora de Punta
Blanca como su sustituto accidental “tenían perfecto
conocimiento de los hechos y daban las instrucciones
concretas para la realización de estas maniobras”. Además,
el ex vigilante de seguridad indica que “si el menor
persistía en una actitud que molestaba a sus cuidadores”
además de esposársele “se le inmovilizaba totalmente en su
cama con unas correas que impedían cualquier movimiento”
durante “horas y horas”.
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