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OPINIÓN - LUNES, 9 DE FEBRERO DE 2009

 
OPINIÓN

Juande Ramos

Por Manuel de la Torre


Se le nota a la legua que es un entrenador que ha tenido que ducharse con agua fría y dejarse la piel en campos de tierra. Es decir, Juande es un técnico cuya carrera se ha forjado de abajo arriba. Y ese camino recorrido le permite inculcar valores no muy apreciados en algunas plantillas de equipos compuestos por figuras relevantes.

Voluntad, espíritu de sacrificio, y disciplina a rajatabla, son armas necesarias en cualquier categoría y, por supuesto, en los equipos más encopetados. Valores que resultan imprescindibles cuando circunstancias diversas influyen negativamente en el rendimiento del conjunto.

El Real Madrid de Schuster, por lo antedicho, era un equipo a la deriva y que se movía en el césped a impulsos de los futbolistas. Y sometidos a las directrices de un muchacho inconstante en su juego, caprichoso, y poco fiable en los momentos decisivos de cualquier encuentro. A quien se le perdona todo. Y es que Guti pertenece al club de los poetas como Valdano, Capa Relaño, director del Diario As, y demás exquisitos de la cosa.

Con Juande, el equipo ha ganado 21 de 24 puntos jugados y un partido de Copa de Europa. Y perdió en Barcelona, cuando ello parecía ya imposible. Mas las críticas le llueven porque el juego del equipo es aburrido. Y porque hace los cambios adecuados, sin fijarse lo más mínimo en los nombres de los sustituidos.

En momentos de crisis, por lesiones y por otras calamidades internas de cualquier club, los entrenadores como Juande Ramos son los únicos capaces de convertir el agua en vino. Se impone dejarle en paz. Y hasta es posible que respirando tranquilidad consiga que el Liverpool quede eliminado.
 

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