Está visto que la única forma de
contribuir a la protección del medio ambiente es no
resignarse. Ya lo dijo Balzac, la resignación es un suicidio
cotidiano. Hay que sublevarse, primero uno contra sí mismo,
puesto que un informe reciente señala que los hogares son
responsables de la quinta parte de las emisiones totales de
gases de efecto invernadero. Y luego sumarse a la tercera
revolución industrial, que en su preliminar revuelta ha de
exigir que se considere la cuestión en todas las políticas
que se desarrollen. Una buena noticia es que el Parlamento
Europeo haya adoptado la propuesta de recortar entre un 25%
y un 40% las emisiones de gases de efecto invernadero para
2020 y reducirlas un 80% para 2050. Además, el informe pide
la creación de asociaciones de energía solar con países del
mediterráneo y un objetivo de energía neta cero en los
edificios de viviendas nuevos para 2015 y en los edificios
públicos para 2020. Que no se quede sólo en proposición. Hay
quien habla de inversión verde como solución para dos
crisis, la económica y la del cambio climático. Totalmente
de acuerdo.
La protección del medio ambiente y la biodiversidad debe ser
uno de los principales desafíos de todos los Estados del
mundo. No se pueden perder los espacios naturales. España
tiene la mayor cantidad de zonas protegidas de la Unión
Europea. Pero si nos quedamos en eso, en la mera
declaración, sin tomar en serio la adopción de criterios
rigurosos para su planificación y gestión que permitan
optimizar el uso de los recursos para alcanzar sus objetivos
con eficacia, poco avanzaremos en los resultados.
Salvaguardar la salud de los ecosistemas que componen los
espacios protegidos es vital. Todos lo decimos y lo sabemos,
pero no siempre se le otorga un valor de defensa a ultranza
a este capital natural, indispensable para la salud pública
y el bienestar general de los seres humanos. La apuesta por
un futuro más verde, que combata contra el cambio climático
y cree puestos de trabajo ecológicos, respetuoso con el
medio ambiente, me parece una salida regeneradora, que nos
viene a pedir de boca a los humanos en el momento actual.
Precisamente, el auténtico progreso pasa por renovarse. Y
los espacios protegidos, el medioambiente saludable, no son
un problema para la economía, sino la clave de la solución,
en la que han de estar de acuerdo todos los países del
mundo. No seamos ciegos.
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