La sucia táctica es conocida: unos
pintan la diana y otros disparan; la vil táctica es antigua:
desde el cobarde anonimato unos denigran a la víctima,
poniéndola como objetivo y otros entran a degüello; sí, la
artera táctica es tan vieja como la guerra. Aunque para este
amanuense que les escribe a diario y que, como la mayoría de
ustedes, llega dignamente a final de mes, hay una novedad en
lo expuesto: porque ésta vez -y quiero que lo sepan- la
diana soy yo.
¿Mi delito?. Escribir lo que al entorno del islamismo
radical, crecido y extendido como un infecto cáncer en
Ceuta, no le gusta. Opinar con la palabra. Puedo ser
irónico, duro a veces, pero jamás he caído en la vulgaridad
del insulto soez. Y creo que mantengo una razonable
independencia de criterio. Es cierto: apoyo sin ambages el
derecho a la existencia del Estado de Israel, así como su
legítimo recurso a la defensa… pero nunca he estado en
contra de un Estado palestino. ¿Hamás?, ¡Ah!. Hamás,
organización terrorista para la Unión Europea y sus apoyos
logísticos en suelo español, en Ceuta mismo, es otra cosa…
Se lo voy a explicar más claro: Hamás es al islamismo
extremista lo que el entorno batasuno y abertzale radical es
a ETA. ¿A que ahora me han comprendido?. ¿De qué voy
políticamente...? Soy diáfano y nunca les he engañado, no
como otros que intentan como sea que sus opiniones no les
salpiquen aun cuando su voto está claro como el agua de
manantial, el agua de la “wina”… ¡Ah, la “Wina”!.
Interesante y principesca mezquita…, pero sigamos con las
opciones políticas: no soy militante de ningún partido
político, pero desde el otoño de 2007 vengo apoyando a la
corajuda Rosa Díez y al sugerente proyecto de UPyD, “Unión,
Progreso y Democracia”, organización política alternativa
(futura “bisagra” con criterios de Estado, en substitución
del vampirismo nacionalista) de la que fui apoderado en las
pasadas elecciones en Ceuta y pudiera repetir, con mi
simbólico apoyo, en los próximos comicios del 30 de marzo en
Galicia. También, es cierto, no soy creyente aunque a veces
tengo cierto sentido de la trascendencia: si me permiten la
expresión, soy agnóstico por la gracia de Dios. Laicista
tolerante, exijo lo mismo que doy: respeto. Porque en
general, las religiones establecidas son y siguen siendo muy
poco respetuosas con los disidentes y, no digamos ya, con
los no creyentes. Abogo por una manifiesta separación
Iglesia-Estado. ¿El Reino de Marruecos?. “Machi mouchkil”.
Se otea cierta regresión en el proceso democrático del país
vecino pero, afortunadamente, Mohamed VI sigue sosteniendo
las riendas. Confieso haber tenido algunos escarceos a
título individual pero no con las autoridades y el Estado, a
los que agradezco con estas líneas su comportamiento pues
han tratado siempre a este escribano de una forma muy
correcta. “Chukram”.
¿Los colores de mi diana…? Imagínenselos. Como el Arco Iris.
Inexactos e injustos, intoxicadores, peligrosos y
abiertamente injuriosos, usurpándose incluso (con foto real
y textos espurios) mi personalidad. Ya está interpuesta en
el Juzgado la demanda correspondiente y esta semana aportaré
nuevas pruebas en la Comisaría de Ceuta. ¡Solo podréis
amordazarme con la muerte, canallas!. Como diría Quevedo,
“No he de callar por más que con el dedo, ya marcando la
boca ya la frente, silencio avises o amenaces miedo”. Hasta
extirpar, con preciso y acerado bisturí de cirujano, el
letal tumor del salafismo yihadista emboscado en Ceuta.
Visto.
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