La hoy muy bien organizada y
estructurada Federación de Asociaciones de Vecinos de Ceuta
se encuentra perfectamente integrada como necesario
colaborador de las administraciones públicas de la ciudad.
Su labor directa con el vecino como intermediario válido con
las instituciones la convierte en un elemento imprescindible
para una buena gestión en los distintos barrios en los que
se divide la ciudad.
Atrás quedaron los primeros tiempos asociativos en los que,
con torpeza, los distintos gobiernos municipales no
mostraban excesiva credibilidad hacia ese emergente
movimiento que tuvo que abrirse paso casi a bocados para que
se hiciese oir de un modo permanente la voz del ciudadano,
la voz del vecino que es quien, al fin y a la postre, debe
ser el beneficiario de la gestión pública porque no en vano
siempre fueron ellos, los vecinos-ciudadanos, los que
otorgaron la responsabilidad de la gestión de su Ceuta a los
políticos de turno desde que la democracia se instauró hace
30 años en nuestro país. Y esto es así. El vecino, las
asociaciones de vecinos son los que alertan directamente a
las instituciones de lo que verdaderamente pasa en sus
barrios. Son los transmisores creibles de los sentimientos y
necesidades de sus espacios de residencia. Esa es la idea,
esa es la labor y de ese modo interactúan con el actual
Gobierno de la Ciudad Autónoma que les ha dado precisamente
el lugar de responsabilidad y de colaboración necesaria para
ser útiles ante la predisposición del Ejecutivo sobre los
barrios de Ceuta. Los Planes de Dotación que acuden
‘religiosamente’ al capítulo de inversiones de los
Presupuestos Generales de la Ciudad cada año son una prueba
fehaciente del preponderante lugar que los barrios tienen en
el ejercicio de la gestión para este gobierno local. La
función del movimiento vecinal es vital, por su posición
crítica ante defectos de la administración y por su
indispensable colaboración gratuita en beneficio de los
ciudadanos.
|