Barcelona.- Un hombre nacido en Ceuta y que reside en
Montcada i Reixac, (área metropolitana de la provincia de
Barcelona) es el escogido para someterse al suplicio de
responder a preguntas que tienen como principio sacar algo
de la humanidad del mismo. Salió de Ceuta joven, con veinte
años, y nada más llegar a las tierras del cava y de la
industria, comenzó a ejercer como Funcionario de la Admón.
Local:
No contento con ello, aún le sobró tiempo, por las tardes,
para impartir clases como profesor de Formación Humanística
en IFP.
Fue un magnífico colaborador, como columnista, en la sección
Vallés Occidental del desaparecido periódico “El Noticiero
Universal” de Barcelona.
Pregunta: Sabemos que eres caballa, pero… ¿en qué lugar
de Ceuta viste la luz?
Respuesta.- Nací en el Pozo Rayo, en la Cortadura del Valle,
pero me crié en el antiguo y desaparecido Centenero.
P: En aquellos tiempos… ¿venías con un pan bajo el brazo o
te encontraste con problemas?
R: En la posguerra ¿quién venía con ese pan? Pero a decir
verdad, yo, no recuerdo haber pasado dificultades. Mis
padres eran de la clase media alta. Regentaban el comercio
de ultramarinos. Por lo tanto, no hubo problemas.
P: ¿En cual colegio comenzaste a formarte?
R: La Primaria de aquella época, lo comencé en un colegio
situado frente a Casa Serafín y que se llamaba “Sagrada
Familia”. De ahí salí preparado para realizar el ingreso en
el Instituto, en este caso fue en la Escuela Pericial de
Comercio, donde hoy se encuentra el Instituto Abyla.
Estudios que hoy son Empresariales. Del profesorado,
recuerdo a Juan Morejón. Y como el mundo sigue dando vueltas
y vueltas, un día, recibí en casa una llamada de otra
profesora de aquella época y residente en Barcelona: era, Dª
Sara Pérez Naya. La emoción nos embargó a los dos y el
tiempo era poco para recordar tantas cosas.
P: Siempre se ha creído que los primeros años forjan el
carácter del ser humano… ¿Tienes un carácter fuerte?
R. Bueno, el carácter se va formando desde la infancia en el
ser humano. En mi caso, no es que sea fuerte, sino más bien
reservado e introvertido, que no tiene porqué ser fuerte.
P: Sigo con lo del carácter, ¿tienes una personalidad
definida?
R: Por supuesto que sí. Ni es variable ni soy persona de
ideas fijas. Depende mucho de las situaciones o entorno. En
un encuentro, una reunión o conversación, no te puedes
despeñar defendiendo unos criterios o unas ideas, aunque tu
personalidad sea la que es.
P: Pasemos al término laboral, ¿cuál era tu entorno
entonces?
R: Si seguimos hablando de mi juventud, te diré que era el
de estudiante. No obstante, ayudaba en todo lo que podía a
mi padre en la tienda de ultramarinos del barrio, éramos
familia numerosa y tenía que ser así.
P: ¿Empezaste a trabajar en Barcelona y a qué edad?
Enseguida preparé oposiciones en la Administración Local.
Fui el número uno de todos los presentados. Estaba recién
llegado de Ceuta.
P: ¿Por qué te fuiste?
R: Esta misma pregunta me la hago yo constantemente. ¿Y por
qué hoy día, siguen marchándose la juventud caballa a la
península? La creencia que tienen todavía aquellos que
quedaron, de que los que se marcharon a las grandes
ciudades, la mayoría eran gentes sin oficio, ni estudios.
Grave error. Desconocimiento absoluto de la realidad. Creo
que en Ceuta, ni todos fueron funcionarios militares y
civiles, ni tampoco todos pescadores y contrabandistas. El
motivo que siempre ha habido, hay y habrá, será el de
abrirse camino acorde a las circunstancias personales de los
individuos, y a la demanda del mercado laboral que la ciudad
autónoma no te ofrece.
P: ¿Encontraste lo que esperabas?
R: Más, si cabe. El pueblo catalán supo aprovechar aquella
mano de obra muy profesional en todos los niveles, unos con
más, otros con menos, pero todos encontramos el lugar
adecuado a sus capacidades. Como reciprocidad, los ceutíes
supimos integrarnos de pleno en la sociedad catalana.
Tenemos dos idiomas que nos enriquece por completo, y muchos
descendientes de aquéllos primeros caballas, hoy forman
parte de una elite en la sociedad catalana como es: la
medicina, la abogacía, educación o funcionario de
ministerios, cosa que tal vez en nuestra tierra, habría sido
imposible.
P: Sabemos que formaste una estupenda familia, ¿Cómo fue
eso?
R: El flechazo propio de la juventud.
P: ¿Te consideras buen padre?
R: De todo corazón. Los cuatro formamos un todo. Ahora, una
más, la nieta.
P: ¿Formáis una gran pareja?
Nos casó un cura obrero. Y sigo diciendo: “hasta que la
muerte nos separe”. Tú ya conoces a mi esposa. Una persona
agradable, simpática y de saber estar.
P: ¿Consigues hacer amigos con facilidad?
Primero estudio su personalidad y forma de ser, luego:
decido.
P: ¿Alguna vez te has encontrado en desacuerdo con algo?
Por supuesto que sí. Nadie tiene la verdad absoluta.
P: En el entorno social… ¿cómo es que te encontraste con la
Casa de Ceuta?
La primera vez fue con la aparición de un anuncio en La
Vanguardia de Barcelona. Entonces era el Dr. Navarro quien
tomó las riendas. Hubo un tiempo que perdí la dirección por
los cambios de sede, hasta hace unos años que di con ella.
¿Colaboras con asiduidad en la entidad?
Tú ya sabes lo que pasa cuando se reside fuera de la
capital. Suelo aparecer dos o tres veces por semana, e
intento ayudar todo lo que puedo.
¿Cómo te llevas, sinceramente, con los demás miembros de la
Casa?
Yo creo que bastante bien con todos, respetando las ideas y
criterios de cada cual.
¿Te consideras hombre honesto?
Fíjate como me considero: Honesto, decente, casto, virtuoso,
digno, honorable, limpio y todos los demás sinónimo. Ahora
bien, como humano tengo defectos.
¡Vaya!, tal vez te merezcas una peana de santo ¿Cómo
reaccionas ante situaciones de estrés?
Mal parado.
Ahora comentemos algo sobre nuestra ciudad ¿Sientes
nostalgia por ella?
Más que nostalgia, buenos recuerdos. Dejé muchos y buenos
amigos tanto de barrio como de estudios. Piensa que salí con
veinte años. La edad de las amistades.
¿Vas a menudo?
No tanto como quisiera.
¿Tienes familia en la Perla del Mediterráneo?
Sí. Todavía me queda una tía en la barriada Zurrón, que hace
muchos años que no la visito.
¿Qué recuerdos más imperecederos tienes?
Los propios de la juventud estudiantil. Recuerdo una vez que
los trabajadores de autobuses que nos llevaban al instituto
hicieron huelga…, sólo por un día, y creí que aquello iba a
ser una guerra, aparecieron los grises por todas partes. Me
dio miedo.
Por lo demás, los sueños dorados de la juventud.
Cuéntanos alguna anécdota de tus tiempos de profesor de
Formación.
Hubo algunas. Pero la que me dio más satisfacción, que más
que anécdota, para mí fue toda una lección magistral de
psicología ante el calvario de una alumna que siendo buena
estudiante, llevaba todo un trauma, una carga en su corazón
y un desasosiego impropio en una chica joven. Quise saber
las causas y, hablando con ella supe lo que tenía: sí, tenía
un hermanito con el síndrome de Down, y ella, junto a sus
padres llevaban la cruz. Ello, me hizo ser más consciente de
mi labor pedagógica. La puse en el primer asiento para que
atendiera mejor y, con el tiempo… pudo sacar los estudios.
Hoy, es toda una mujer casada y con mucho agradecimiento. No
la olvido nunca.
Si tuviera más espacio en nuestro periódico “El Pueblo de
Ceuta” te habría sometido a una fuerte y larga andanada de
preguntas, pero como todo tiene un límite y para terminar
por hoy, di algo al Gobierno de nuestra ciudad y a sus
ciudadanos.
Lo tengo muy claro. A nuestra primera autoridad, le pido más
dinero para el sostenimiento de la sede de la Casa de Ceuta
en Barcelona, esto sea dicho a título personal. El centro
necesita mucha atención.
Y, que gracias a las representaciones que se llevan a cabo
tanto en la capital como en la provincia, y otros medios
como son: Internet en su convocatoria anual literaria,
conocen más y mejor la ciudad, tanto política como
culturalmente. Y a sus ciudadanos, que tomen buena de que un
ceutí en la península es un medio de transmisión vehicular
de la cultura caballa.
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