Viento, agua y frío, mucho frío es lo que llevan soportando
los cincuenta y nueve asiáticos que huyeron el pasado 7 de
abril al monte después de abandonar voluntariamente su
estancia en el CETI. Protestaban así por el conocimiento de
que iban a ser repatriados, pero hasta la fecha, diez meses
después no hay noticias diferentes al respecto. Eso sí, se
sabe que se les aplica la Ley de Extranjería pero lo cierto
es que esta aplicación lleva un retraso de casi un año y con
ellos al raso.
Soportando el viento, la lluvia y el frío de las últimas
semanas y, aunque por su ubicación en el monte parezca que
no son un problema, ayer sábado se cumplió nada menos que
diez meses [se dice pronto] que un nutrido grupo de casi
sesenta asiáticos naturales de La India abandonó el Centro
Temporal de Estancia de Inmigrantes en protesta por su
pronta repatriación y se fueron a vivir a los montes
próximos a esta instalación de acogida. La alerta que en su
momento dio la Delegación del Gobierno motivó directamente
que se marcharan del centro de acogida y se fueran a vivir a
la intemperie en el pasado mes de abril.
Las templadas temperaturas de la primavera ceutí se
soportaba bien en las primeras semanas, luego llegó el calor
del verano mediterráneo propio de la ciudad y tras un otoño
lluvioso donde los haya, llegó un invierno que está siendo
bajo de temperaturas y también históricamente húmedo. Pues
bien, todas estas inclemencias no les hacen desistir de su
nivel de protesta. Ya lo de menos es el hambre; lo pasan mal
bajo el agua, y aun peor durante las muy frías noches que
soportan entre los telares de los cobijos levantados
artesanalmente.
Hay fatiga y desesperación, unida a enfermedades propias
debido al frío, pero aun así mantienen firme la esperanza de
no salir de España, de acabar regularizados de algún modo y
evitar retornar a La India.
Sólo la Iglesia les está ofreciendo refugio en estos días de
complicación atmosférica. No van todos, van turnándose poco
a poco, eso sí los que permanecen en el monte por voluntad
propia están custodiados no obstante por agentes de la
Guardia Civil.
En cualquier caso, los huidos en el monte no son
problemáticos. Ellos tienen claro que no provocarán
altercado alguno porque conocen que esa sería la excusa
inmediata para otro tipo de actuaciones más directas de la
Administración contra los intereses de estos hindúes de
permanecer en suelo patrio
El grupo tiene incluso un portavoz. El que da la cara en
nombre de todos es Gurpreet Singh que es quien declara el
interés de los 59 inmigrantes de que se les garantice
quedarse en nuestro país
Se conoce que, efectivamente no son problemáticos, pero
Delegación del Gobierno ha ordenado la presencia policial
casi permanente en ese lugar. Fundamentalmente para que se
vele por la integridad física de los huídos y controlar que
cualquier hoguera montada en mal lugar provoque daños
irreperables en la zona. La amenaza de los incendios no es
elevada en este tiempo, pero hay que estar vigilantes
Gurpreet Singh manifiesta que están viviendo de la caridad
de las personas de Ceuta y que uno de ellos ha conseguido
ayudar en un comercio de la ciudad para obtener algunos
beneficios económicos. “Algo tenemos que hacer”, cuenta en
tono de preocupación e impotencia.
Recogida de firmas
Asguran que ahora han encontrado un nuevo pasatiempo después
de tomar la decisión de recoger firmas por la ciudad para
entregarlas a la Delegación del Gobierno. La idea es que
csea revocada su orden de expulsión, que por cierto aún no
se ha ejecutado.
Los inmigrantes ya han recogido más de un millar de firmas
de apoyo de los ceutíes en sus largos paseos por las calles
del centro de la ciudad, donde aprovechan para rezar en el
templo de la Comunidad hindú e incluso participar
driectamente, como hicieron recientemente, en el homenaje a
Gandhi.
Delegación del Gobierno insiste en que la situación de este
grupo no ha cambiado y que con ellos se ha aplicado la Ley
de Extranjería, por lo que deberán volver a su país cuando
se reciban las directrices oportunas.
Hoy han pasado ya 10 meses desde que estos 59 inmigrantes
abandonaron el CETI para vivir en los montes. ¿Por cuánto
tiempo más?. Esa es la pregunta que ellos mismos se hacen.
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