¿Crisis o enero? Ambas palabras se entrecruzan provocando
los mismos efectos: miedo a gastar, menos consumo pero en
los descuentos, un público receptivo a todo tipo de
productos. Los comerciantes autóctonos acreditan el descenso
de las ventas entre un 8 ó 20% y aseguran que los temporales
han dado beneficios o pérdidas dependiendo del negocio.
Plazas y calles vacías, bares abiertos con pocos clientes,
comercios con rebajas de hasta un setenta por ciento, pero
sin colas, y meses de escasez son los adjetivos más
descriptivos de la entrada del año a nivel económico en la
ciudad autónoma.
Claro que son muy diversas las opiniones y situaciones de
nuestros comerciantes aunque sólo hay una conclusión general
para la mayoría: tanto la crisis como la cuesta de enero no
permiten que al hacer las cuentas se perciban beneficios ni
márgenes de ganancias. Los déficits o la estabilidad son las
únicas posibilidades a pesar de que en Ceuta el empleo, los
salarios y las condiciones de vida no tienen nada que
envidiar a la grieta que sufre la península. O por lo menos,
eso acreditan varios vendedores autóctonos. “En Ceuta
tampoco se puede hablar de mucha crisis; los sueldos son
mayores y van con su plus, muchos militares y comerciantes,
no hay grandes fábricas. Es muy diferente; además la gente
no escatima a la hora de realizar la compra porque son
productos de primera necesidad”, explicó Mohamed Mohamed,
encargado de un puesto de carnicería del Mercado Central.
Evidentemente, no siempre llueve a gusto de todos y las
situaciones varían dependiendo del negocio y sus propias
condiciones externas. Es el caso de Francisco Carrasco,
propietario de un puesto de pescado del Mercado Central.
“Las ventas han disminuido un porcentaje notable, de un 30 %
por lo menos con respecto al año pasado. Con la crisis y que
el mes de enero nunca ha sido bueno, los clientes demandan
pescado más barato aunque claro, también depende del puesto
de trabajo que tenga cada uno. Además, los precios han
subido por el mal tiempo y se sale menos a pescar así que se
han incrementado en dos euros el kilo, aproximadamente”.
La venta directa de productos alimenticios también ha visto
claras ventajas para el negocio en dos factores: el cierre
de establecimientos como Spar y las condiciones
metereológicas, que han impedido el desplazamiento a la
península en varias ocasiones. “Con el levante y los barcos
y la liquidación de establecimientos, la gente ha terminado
por comprar en el mercado; mucha gente nueva que antes no
pasaba por aquí, y se nota mucho más lleno”, argumentó
Mohamed.
La escasez de beneficios es común aunque también varía
dependiendo del sector comercial a analizar, los productos
que se ofertan y el perfil de la clientela que demanda. El
ámbito de lo textil, por ejemplo, presenta diversas
características que nada tienen que ver con el alimenticio.
“Para contrarrestar los efectos de la crisis, antes de que
llegasen las Navidades aplicamos un descuento de un 30% en
las prendas y se notó, porque la gente venía a comprar más a
menudo. Después de las fiestas hubo un bajón de entre un 15
ó 20% menos de beneficio con respecto a enero de 2008; la
gente mira más los precios y espera los descuentos. Este año
hemos tenido que rebajar prendas y accesorios hasta un 70%
porque a la mitad, no se vendía, y no quedarnos con la ropa.
Lo único que más se ha vendido, y por el frío, han sido las
chaquetas, los gorros y las bufandas, las mayores demandas”,
sintetizó Amelia Salaovi, encargada de la tienda Pavana Surf.
Otros han corrido la suerte de contar con una clientela fija
y fiel durante años y en tiempos de crisis, la palabra que
mejor los define es la de estable. “Las ventas las
mantenemos, prácticamente igual que el año anterior, pero
esto de la crisis habrá que verlo cuando llegue la primavera
y el verano. Claro está que el llevar medio siglo en la
ciudad, también influye y eso nos mantiene. Por lo que se
escucha, es cierto que en la península se agudiza más la
crisis por el paro pero Ceuta precisamente es uno de los
sitios donde menos se ha notado”, esclareció Manuel Vega,
quién añadió que “el clima de este invierno ha obligado a la
gente a comprar ropa de abrigo y a nosotros incluso de nos
han acabado prendas de paño, lo que ha supuesto una mayor
demanda que oferta”.
Lo más sufrido en la economía ceutí ha sido el tapeo y las
cervezas en los bares. Son los empresarios del sector
hostelero los que mayor descenso de ventas han registrado en
la ciudad autónoma; una costumbre que califican “del mes de
enero y febrero” pero que se intensifica con el mal momento
de la economía a nivel mundial. “Mis días de venta son los
viernes, sábados y domingos; el resto de la semana es
malísimo. Se une todo, incluso las tarjetas de principio de
mes. Además la televisión inculca mucho miedo a gastar y el
cliente deja de pagar. Antes un persona se podía gastar
entre 15 ó 20 euros y ahora entre cinco o seis y se toma una
crveza en lugar de tres, permaneciendo el mismo tiempo. Otro
de los motivos han sido las lluvias, las familias se quedan
en casa y claro, no consumen”, apostilló Jesús Vázquez,
propietario de El Mentidero. Sin embargo, otros se lo toman
con filosofía y cargan la cruz de enero con un toque de
humor. “Este mes tiene crisis todos los años y se nota un
descenso del consumo de entre un ocho o diez por ciento, en
comparación con el pasado año. Aunque creo que la gente
tiene miedo a gastar por el bombardeo que hay pero en Ceuta
no debería haber crisis porque casi todos son funcionarios y
se cobra el plus”, argumentó Manuel Guerrero.
¿Crisis o enero? Lo cierto es que ambas palabras se
entrecruzan provocando los mismos efectos y un resultado
exacto: miedo a gastar, menos consumir pero siempre que haya
descuento, habrá un público receptivo a todo tipo de
productos.
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