El Gobierno de la Ciudad Autónoma pidió ayer al ministro del
Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, una “atención superior” a
la frontera entre Melilla y Marruecos para evitar los
incidentes que se llevan produciendo desde hace varios
meses, ya que “algún día puede haber un altercado fuerte y
entonces empezaríamos a llorar y a lamentarnos”.
El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda,
mostró su “apoyo completo” al sindicato Unión Federal de
Policía (UFP), que ayer denunció en una carta pública que la
frontera de Melilla sufre casi diariamente interrupciones en
el paso de peatones y vehículos por los altercados y
agresiones de un grupo de ciudadanos marroquíes hacia los
agentes españoles que custodian los puestos fronterizos.
“Estoy de acuerdo con lo que dice este sindicato, porque
están pasando cosas y se están arriesgando vidas o, al
menos, parte de la integridad física de los funcionarios que
están ahí todos los días”, aseveró Imbroda, quien recordó
que los agentes de la Policía y la Guardia Civil destinados
en la frontera “trabajan muchas veces en unas condiciones
penosas y por encima de las disponibilidades humanas que
debe tener”.
Imbroda subrayó que la frontera de Melilla soporta
diariamente un tráfico de unas 30.000 personas y varios
miles de vehículos, por lo que consideró que es necesaria
una mayor atención del Ministerio del Interior y, además,
una “comunicación muy fluida” entre las autoridades del
Gobierno de Nador y de la Delegación del Gobierno en Melilla
para su buen funcionamiento.
“Entiendo que el País Vasco necesita una atención muy
importante del Ministerio del Interior, y estoy de acuerdo,
pero Melilla tiene una frontera que puede ser un foco muy
bueno si tiene fluidez, o muy malo que puede provocar algún
día un altercado fuerte y, entonces, empezaríamos a llorar y
a lamentarnos por no haber puesto medidas”, advirtió
Imbroda.
Por esta razón, criticó a los responsables políticos que
deberían tomar medidas para que los funcionarios policiales
no trabajen “en situaciones a veces muy delicadas” ya que,
además de no mejorar la fluidez y tranquilidad en la
frontera, “no informan y esconden la cabeza bajo el ala”,
postura con la que “no se va a ningún lado”.
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