Según me he enterado, bien
enterado por cierto, hay algunas chirigotas y comparsas que
no quieren que los presentadores del pasado año, Jaramillo y
Creo, vuelvan este año a ser los maestros de ceremonia en la
presente edición. Cada uno, por supuesto, es muy dueño de
exponer sus causas o motivos, en la que nosotros ni entramos
ni salimos, porque todas las opiniones son igual de
respetables pero, a pesar de ello, no entendemos muy bien
esa determinación.
No vamos a entrar a valorar la actuación de los
presentadores del pasado año que, desde nuestro particular
punto de vista como profesional del asunto, hicieron bien su
cometido. Naturalmente que como dice la famosa cuarteta “en
este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es según
el color con que se mira”. Ellos, los que no quieren que
vuelvan a repetir lo miran de una forma y yo, como
profesional lo veo de otra. Distintos pareceres, distintas
opiniones pero todas son igual de respetables.
El presentador o los presentadores de cualquier evento no
inclinan la balanza hacia ningún lado de la misma intentan,
por todos los medios a su alcance, que el fiel esté siempre
en el centro de la balanza. Creer lo contrario es engañarse.
El presentador o los presentadores de cualquier espectáculo,
siempre están en el punto de mira de los concursantes que,
incluso le llegan a recriminar ciertas situaciones, por
creer que les ha perjudicado. Nada más lejos de la realidad.
Recuerdo que presentando, precisamente, uno de los
carnavales que tuve la suerte de llevar a cabo, los
componentes de una de las actuaciones me criticaron porque
según ellos, yo me dedicaba a mover los micrófonos para
favorecer a quienes a mi me interesaban.
No me enfade, me limite a sonreír, haciéndoles ver lo
absurdo de sus creencias. Por principio el sonido no
dependía de mí, por mucho que tocara los micrófonos, cosa
que nunca hice por tener un micrófono personal ajeno al
resto, el sonido dependía de la mesa y los técnicos que la
manejaban. Lo entendieron y me pidieron disculpas.
Hoy cuando los presentadores salen hasta debajo de las
piedras, sin tener el menor conocimiento de lo que es
presentar un espectáculo, me gustaría dar algunos consejos.
El papel de prestador es tratar de hacer de un espectáculo
malo que sea bueno y el bueno que sea el mejor y,
naturalmente, formar parte de el mismo.
Para ello se necesitan unas cualidades que,
desgraciadamente, no están al alcance de todos aquellos que
suben a un escenario a presentar un espectáculo. Facilidad
de palabra, conocimiento del público para saber a que parte
del mismo hay que atraerse y, sobretodo, ser un actor que
forma parte de ese espectáculo y que como tal, llegado el
momento, tiene que actuar para impedir que el publico se
venga abajo, manteniéndole siempre dentro del espectáculo
formando parte del mismo.
El que no posea esas cualidades, lo mejor que puede hacer es
no subirse a un escenario, evitando hacer el ridículo.
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