Tengo leída la obra completa de
Ramón del Valle-Inclán. Y es tanta mi devoción por todos sus
libros, que son los únicos que están convenientemente
ordenados en un anaquel visible de mi salita de lecturas,
con el único objeto de tenerlos a mano para recrearme, cada
dos por tres, en su espléndido dominio de la lengua, a la
que, como destaca Alonso Zamora Vicente, supo
arrancar tonos incomparables. Y era así, sin duda, pese a
que don Ramón ceceaba, según dicen, con una furia genial.
He aquí una respuesta suya, por ejemplo, a una pregunta de
Juan Belmonte durante una tienta a la que había sido
invitado por El Pasmo de Triana, cuando éste quiso saber si
el escritor se había divertido viendo las faenas a las
vaquillas.
-He pazado una mañana delicioza, dando primero unas
galopadas y acozando después unaz vaquillaz...
Vallé Inclán sabía que el ceceo confería a los hablantes una
imagen rural o ruda, pero que en el siglo XVII fue un signo
de distinción y dulzura. Y, de haber sido andaluz,
seguramente habría hecho todo lo posible para elevar el
habla regional andaluza a la categoría de lengua escrita
literaria, como así ocurrió con otras hablas peninsulares.
Ramón Moreda del Valle Inclán, pariente de tan grande
escritor, debería saber que hablar con acento no es
demérito, lo que es demérito es hablar de manera atropellada
o a trompicones. O cometer errores de figuras por adición.
A) Prótesis. Acepillar por cepillar. Amoto por moto. B) de
Epéntesis: Inrritación por irritación, Inrresponsable por
irresponsable. Y así podríamos ir enumerando ejemplos de
Paragoje, de Metátesis y sustituciones, de Aféresis, de
Síncopa y de Apócope.
A Ramón Moreda, antes de meterse con el ceceo de los
andaluces, le habría convenido leerse “El Polémico Dialecto
Andaluz” de José María de Mena. Catedrático de
Fonética. Porque, si no recuerdo mal, fue un andaluz,
Nebrija, el autor de la primera Gramática española. Y
qué decirle de la riqueza de vocabulario que tienen los
dialectos andaluces. Los dos: el oriental y el occidental. Y
que se reparten el llamado ceceo y seseo.
Pero dejo de referirme a la lengua, esa que manejaba con
brillo sin igual “la voz más renovadora de una generación de
grandes escritores renovadores”, Ramón María del Valle-Inclán,
pariente de Ramón Moreda (secretario de Acción Sindical de
Comisiones Obreras), para no verme privado del espacio
necesario en el cual decirle a éste que tiene todo el
derecho del mundo a defenderse del comportamiento bochornoso
que le han achacado unos policías locales, mediante una
denuncia presentada en Comisaría, al parecer por insultos a
éstos cuando se encontraban de servicio en los alrededores
del Centro de Menores.
Pero también, dado que se apellida Valle-Inclán, Moreda
debería haber tenido en cuenta que un pariente de uno de los
más grandes escritores de la historia, no debe permitirse el
lujo de contarnos en un escrito, titulado “A saber lo que
haría”, tantísimas chorradas con las que más que defenderse
ha conseguido que nos enteremos de que es un pamplinoso. Es
decir, que tiene más pamplinas que un mueble bar. Y ha
vuelto a hacerle un flaco favor a CCOO.
Yo creo que a Moreda lo que se le da muy bien es escribir en
los foros, aunque con seudónimo. Para dejar impreso todo su
valor...
|