Tras la situación de conflicto bélico que se vive entre
israelíes y palestinos, el pueblo de Ceuta manifiesta su
rechazo absoluto a cualquier muestra de violencia en la
franja de Gaza y, en especial, a las acciones sufridas por
la población civil de ambos países. Manifestamos nuestro más
profundo rechazo a la pérdida inútil e injusta de tantas
vidas inocentes, nada ni nadie puede justificar el terrible
sufrimiento al que se están viendo abocados cientos de
familias y de seres anónimos que padecen los tremendos daños
ocasionados por la espiral de violencia presente en la zona.
La sociedad ceutí y sus representantes queremos proclamar
nuestro rechazo ante los conflictos armados que siempre
provocan sufrimiento en víctimas inocentes. La guerra nunca
es el camino para la paz y hacemos un llamamiento para que
se abran puentes para el diálogo y se permita que las
organizaciones internacionales medien en el conflicto
abierto en Oriente Medio. Hacemos nuestras las palabras de
Amos Oz, en su discurso de recepción del premio Príncipe de
Asturias de las Letras del año 2007:
“Los judíos y los árabes tienen algo en común: ambos han
sufrido en el pasado bajo la pesada y violenta mano de
Europa. Los árabes han sido víctimas del imperialismo, del
colonialismo, de la explotación y la humillación. Los judíos
han sido víctimas de persecuciones, discriminación,
expulsión y, al final, el asesinato de un tercio del pueblo
judío.
Cabría suponer que dos víctimas, y sobre todo dos víctimas
de un mismo perseguidor, desarrollarían cierta solidaridad
entre ellas. Desgraciadamente las cosas no son así, ni en
las novelas ni en la vida real. Por el contrario, algunos de
los conflictos más terribles son aquellos que se producen
entre dos víctimas de un mismo perseguidor. Los dos hijos de
un progenitor violento no tienen por qué amarse
necesariamente. Con frecuencia ven reflejada el uno en el
otro la imagen del cruel progenitor.
Exactamente así es la situación entre judíos y árabes en
Oriente Medio: mientras los árabes ven en los israelíes a
los nuevos cruzados, la nueva reencarnación de la Europa
colonialista, muchos israelíes ven en los árabes la nueva
personificación de nuestros perseguidores del pasado.
Esta realidad impone a Europa una especial responsabilidad
en la solución del conflicto árabe-israelí: en lugar de
alzar un dedo acusador hacia una u otra de las partes, los
europeos deberían mostrar afecto y comprensión y prestar
ayuda a ambas partes. Ustedes no tienen por qué seguir
eligiendo entre ser pro-israelíes o pro-palestinos. Deben
estar a favor de la paz”.
Los aquí presentes participamos en este acto en favor de la
paz, en una ciudad que tiene como seña de identidad ser un
modelo de convivencia entre culturas.
No hay camino para la paz, la paz es el camino.
|