Antes de hablar del estrés y sus consecuencias, conviene
analizar la raíz etimológica de dicho término. La palabra
“stress”, es una palabra inglesa cuya acepción apareció en
el inglés medieval en la forma de distress, tomada del
francés antiguo destresse “estar sometido a estrechez u
opresión”. En inglés distress como sustantivo significa
angustia, dolor, pena, aflicción, sufrimiento, agotamiento;
esta palabra a su vez, procede del verbo latino distringere
“separar”. Con el tiempo, el inglés utilizó distress sin el
prefijo di-, y comenzó a usar “stress” al lado del original
distress. Ambas formas son corrientes en el inglés actual,
solo que la primera pone el énfasis en el significado de
“tensión” o “presión”, mientras que la segunda denota más
bien una situación de dolor, sufrimiento, angustia, es
decir, tensión en sentido negativo, siendo esta última
acepción la que quedó asentada en la lengua castellana.
Una vez determinado el prodecer etimológico de la palabra
stress, vamos a centrarnos en el síndrome y en sus
consecuencias.
El concepto de Estrés [http://www.monografias.com/trabajos10/teca/teca.shtml”]
se remonta a la década de 1930, cuando un joven austriaco de
20 años de edad, estudiante de segundo año de la carrera de
Medicina [http://www.monografias.com/trabajos29/especialistas-medicos/especialistas-medicos.shtml]
en la Universidad de Praga, Hans Selye [http://www.monografias.com/trabajos13/admuniv/admuniv.shtml],
observó que todos los enfermos a quienes estudiaba,
indistintamente de la enfermedad propia, presentaban
síntomas comunes y generales: cansancio, perdida del
apetito, baja de peso, astenia, etc.
Esto llamó mucho la atención a Selye [http://www.monografias.com/trabajos14/deficitsuperavit/deficitsuperavit.shtml],
quien le denominó el ‘Síndrome de estar Enfermo’. Según el
Dr. Seyle, el estrés equivalía al esfuerzo que hace el
organismo para adaptarse frente a una situación que presenta
como novedosa, sea positiva o negativa. Este autor nacido en
János (Austria) en 1907, fue el primero que se dedicó a la
elaboración de una tesis dedicada al “stress”.
En la actualidad, y debido al ritmo de vida acelerado de los
ciudadanos en todos los ámbitos, se generan gran cantidad de
fuentes de conflicto, y por ende, estrés. Todos los días nos
enfrentamos con algún desafío, en el hogar, en el trabajo,
en el ambiente e incluso en los momentos de ocio; se nos
presentan estados extraordinarios que inician un proceso de
excitación, ante el cual el organismo reacciona con una
serie de cambios fisiológicos para proveernos de la energía
y la fuerza necesaria para enfrentarlo.
Cuando decimos que estamos muy estresados , nos referimos a
un estado excesivo de demandas internas o externas en donde
percibimos que no hay una solución directa, lo que lleva a
sensación de fracaso, frustración, falta de control de la
situación que impide que el mecanismo de adaptación se
desactive, y que la energía generada se acumule produciendo
una gran tensión, por lo que nuestro organismo se ve forzado
a realizar un sobreesfuerzo de adaptación que origina la
aparición de diversos síntomas que pueden ir desde un dolor
de cabeza, hipertensión arterial, irritabilidad, trastornos
del sueño, hasta un estado de fatiga y agotamiento que no se
disipa con el descanso. A este se le denomina el estrés malo
o perjudicial.
En otras ocasiones el organismo se activa para afrontar una
situación que es percibida como un reto o desafío en
cualquier orden de la vida. En estos casos el estrés es útil
y necesario y va seguido de una sensación de logro y
satisfacción por el esfuerzo realizado, tras la cual el
estrés se desactiva.
A este se le considera el estrés sano ya que incluso se ha
comprobado que puede contribuir a mejorar la salud.
Dicho lo anterior, podemos resaltar que las situaciones que
generan estrés y el grado que éste alcanza, son diferentes
para cada persona, ya que en su aparición participan también
factores internos tales como la personalidad, el
comportamiento, la manera de vivir y la presencia de
emociones como la ansiedad, impaciencia, ira, miedo y
agresión.
Causas del estrés
Debido al ritmo de vida que llevamos, existen diferentes
causas desencadenantes del estrés, estos factores son
llamados comunmente estresores y proceden de diversas
fuentes, podemos dividirlos en varias categorías:
Causas ambientales
Tales como el ruido , tráfico intenso, largas distancias
recorridas , inadecuadas condiciones físicas en los lugares
de trabajo y/o escuela, la inseguridad pública y los
desastres naturales entre otros.
Causas FAMILIARES
Los problemas de los hijos y/o de los padres , los
conflictos conyugales, enfermedades o muerte de algún
familiar.
Causas PERSONALES
La insatisfacción en el cumplimiento de metas , o bien , el
planteamiento de metas muy altas y el pensamiento negativo.
Causas LABORALES
Cargas excesivas de responsabilidad , tiempo limitado para
entrega de trabajos, jefes exigentes y comunicación
ineficaz, entre otros.
Causas IMPERSONALES
Se refieren a la mala comunicación, llegar tarde a una cita
o ser “plantado” en una cita , hablar con autoridades o
interactuar con desconocidos, etc.
Cuando alguna de estas causas o factores impregna nuestro
organismo, se produce una reacción que desencadena una
situación que provoca el estrés, en este sentido, cuando hay
estrés participan casi todos lo órganos y funciones del
cuerpo, incluidos cerebro, nervios, corazón, flujo
sanguíneo, nivel hormonal, digestión y función muscular;
produciendo cambios químicos en el cuerpo, las hormonas
inician una reacción en cadena en el organismo: el corazón
late más rápido y la presión arterial sube. La sangre es
desviada de los intestinos a los músculos para huir del
peligro y la insulina aumenta para permitir que el cuerpo
metabolice más energía. A corto plazo, estas reacciones no
son dañinas, pero a la larga, mermará la salud de la
persona.
Consecuencias somáticas y psicológicas
Los cambios orgánicos antes mencionados, se traducen en
síntomas que podemos dividir en tres categorías:
Síntomas físicos
Como taquicardia, sudoración, temblor corporal , manos y
pies fríos, tensión muscular, falta o aumento de apetito,
diarrea o estreñimiento, insomnio, tartamudeo, fatiga y
sequedad en la boca, entre otros.
Síntomas psicológicos
Como ganas de llorar, dificultad para concentrarse
disminución de la memoria, ansiedad, preocupación en exceso,
pensar en escenas terroríficas, pensamiento catastrófico,
lentitud de pensamiento, irritabilidad y cambios de humos
constantes , etc.
Síntomas conductuales
Risa nerviosa, moverse constantemente, necesidad de correr y
esconderse, rechinar los dientes y tics nerviosos, etc.
Si estos síntomas no son percibidos y atendidos
oportunamente pueden desencadenar o exacerbar enfermedades
como: gastritis, colitis y úlceras, migraña, contracturas
musculares, artritis, hipertensión arterial, alergias, asma,
diabetes mellitus, infartos y cáncer, entre otras.
Recomendaciones para minimizar o aliviar los efectos del
estrés
Una de las primeras tareas a realizar para minimizar los
efectos del estrés, consiste en tratar de identificar el
elemento o elementos que han generado el problema. Debemos
intentar identificar los sucesos que han provocado dicha
situación.
Sería recomendable establecer estrategias encaminadas a
actuar frente a los estresores con el fin de tratar de
minimizar el daño que éstos causan, llevando a cabo tareas
que alivien el impacto que genera el estrés, así como
habituarse a la necesidad de cambiar de actividades y
escenarios, como pasear por la montaña, ir a la playa, leer,
oír música, nadar, etc.
Es conveniente, hacer un receso en nuestras actividades
cotidianas, con el objetivo de dedicar dicho tiempo a
aquellas actividades que mas nos satisfagan o que generen
sensaciones agradables en nosotros, en este sentido, se
pueden llevar a cabo otro tipo de actividades sirviéndonos
de la ayuda de profesionales, que serán del todo
beneficiosas, como meditación, visualizaciones, técnicas de
relagación, yoga, taichi, etc.
Además de todo lo anterior, es aconsejable eliminar
completamente la ingesta de café ya que esta sustancia
estresa las cápsulas suprarrenales e incide directamente
sobre la respuesta que éstas tienen ante el estrés. En este
mismo sentido, a su vez, es recomendable, la eliminación del
tabaco y del alcohol del organismo ya que estos funcionan
como liberadores de adrenalina, provocando con ello un
efecto estimulante. Si este tipo de medidas no funcionan, se
puede recurrir a otras acciones más directas, como los
tratamientos sintomáticos, proporcionados por médicos, los
cuales consisten en la administración de fármacos que ayuden
a controlar los síntomas y mejoren la calidad de vida.
Para finalizar, diremos que el estrés tiene solución, pero
precisa de una capacidad de autocontrol importante, siendo
fundamental ahondar en los factores que precipitan y
mantienen esa situación, no quedándose sólo en un
tratamiento sintomático, siendo este a nuestro entender, el
último recurso para tratarlo.
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