Jefe, perdone que le moleste, pero
lleva usted unos días que no para de leer y releer ese libro
pequeño que, cada vez que viene alguien lo esconde, como si
quisiera que nade se enterase de qué libro se trata. Desde
mi punto de vista, permítame que le diga que me parece
absurdo lo de esconder el libro que está leyendo, cuando
todos sabemos que, usted, con tal de leer, se lee hasta los
tebeos y, sobretodo, las historietas de “Mortadelo y Filemón”,
dos personajes que le encantan.
Calla, enano, por qué tienes que mentar a “Mortadelo y
Filemón “. Cada uno lee lo que le viene en ganas. Sabe lo
qué te digo que calladito estás más guapo.
Hombre, jefe, no se me enfade, me he referido a “Mortadelo y
Filemón”, por decir alguno de los personajes que a usted le
gusta leer. Igual, me podía haber referido a Carpanta o a
“Pepe Gotera y Otilio, Chapuzas a domicilio”.
Nada, que te has empeñado en darme la mañana y me la vas a
dar. No tienes a otros personajes qué nombrar que a los que
has nombrado.
Vale, jefe, ya no los nombro más pero, por simple
curiosidad, me puede decir cuál es el libro que está
leyendo.
Como tengo la completa seguridad, que eres más pesado que
una vaca en brazos, te lo voy a decir para que me dejes
tranquilo. Estoy leyendo un libro que se titula “Aprenda a
hacer contraespionaje en diez días”.
No me diga, jefe, que ahora se va a meter usted a espía. Lo
que decía la sabia de su abuela “a la vejez viruelas”.
Qué viruelas, ni viruelas, enano, están espiando a nuestro
partido y, naturalmente, me he comprado el libro para
contrarrestar ese seguimiento que se nos está haciendo y, de
esa forma, acabar con todos esos espías que quieren acabar
con nuestra carrera política. ¿Sabes una cosa?, qué pase lo
que pase mantendré el partido unido.
Jefe, no es por nada, pero me da la sensación de que, usted,
está mal de la azotea. Vamos que está como una chota
salvaje. Nosotros, por si usted no lo sabe, ni tenemos
partido político ni, por supuesto, usted se ha dedicado en
su vida a la política. Vamos, con claridad meridiana, que
debe tirar el libro y dedicarse a otra cosa.
Quién te ha dicho a ti, pequeño y diminuto ser, que nosotros
no tenemos partido político y que yo nunca he sido político.
Por culpa de gente como tú, es por la que se nos está
espiando. No serás, por casualidad el espía que tengo dentro
del partido. Nada me extrañaría que quisieses acabar conmigo
porque eres un ambicioso de poder. ¿Sabes lo qué te digo?,
que jamás conseguirá que deje de ser el líder.
Me da igual, jefe, que usted sea el líder, de todas formas
no ha ganado ni ganará ninguna de las elecciones a las que
se presente. ¿Pero qué estoy diciendo?. No, si al final, me
voy a creer que tenemos un partido y nos están espiando.
Bueno, le seguiremos la corriente, que remedio me queda.
Jefe, triunfaremos y cantaremos: “Esperanza, Esperanza, tú
no sabes bailar el cha- cha”.
|