Ceuta.- Una de las suertes, algunos dirían bendición, que
tenemos los ceutíes en Catalunya es disponer de un centro de
reunión en donde mantener viva la llama de la solidaridad,
la amistad y la colaboración mutua. Este centro tiene un
nombre propio, el de la casa de Ceuta, y una andadura digna
de pasar a los anales de la historia contemporánea.
En éste centro de reunión, de participación activa en todas
las modalidades culturales, deportivas y sociales, no podía
faltar la presencia de un hombre sencillo, valiente, de
trato más que agradable, con una sinceridad redondeada por
la franqueza.
Este hombre, caballa donde quiera que vaya, representa, como
casi todos los caballas, el espíritu de su tierra apenas
mancillado por las costumbres catalanas. Gran amigo de sus
amigos; trabajador; aficionado al tapeo, al cante y a pasar
ratos agradables; miembro de una gran familia de cantaores
ceutíes de la que destacaron con fuerza Rafael y Manolo
Borrego, no podía faltar a su cita con los ceutíes de
nuestra lejana tierra.
Este hombre, Antonio Borrego Moreno, se presta a responder
las preguntas de rigor que le suelto mientras degustamos un
vino con tapas bordadas.
Pregunta: ¿De qué parte de Ceuta eres?, obvio es que eres
caballa.
Respuesta: He vivido siempre, hasta que me fui, en la calle
Amargura (Patio Castillo), lugar que siempre tengo en mi
recuerdo.
P: Como supongo que tienes, más o menos mi misma edad y
aquellos fueron tiempos en que los colegios eran cosa
sagrada … ¿estudiaste en alguna parte?
R: ¡Hombre! Eso está claro, estudié en los colegios Solís y
del Valle. Aprendí mucho en ellos, eran otros tiempos y
otros estudios. Mas consistentes que los de ahora.
P: Ambos sabemos que aquellos tiempos fueron muy duros,
económicamente hablado, ¿empezaste a trabajar joven?
R: Pues sí, tienes razón, eran tiempos bastante precarios y
tuve que ganarme la vida demasiado pronto, con catorce años
entré a trabajar en Casa Palma y posteriormente en Comercial
Africana. De vez en cuando compaginaba mis estudios con el
trabajo.
P: Cuéntanos algo de tu vida en Ceuta, de aquellos tiempos.
Bueno, en realidad resultó ser bastante corta mi vida en
nuestra querida ciudad, corta pero muy intensa y sobre todo
muy bonita. Disfrutaba mucho con mis amigos y amigas de
entonces, algunos están aquí en Barcelona, y lo que más me
gustaba de entonces eran las excursiones que realizábamos,
sobre todo la del Día de la Mochila, lo pasábamos fenomenal.
P: ¿Por qué saliste de Ceuta y entraste en Barcelona?
R: Como muchos ceutíes. Quería abrirme camino en la vida de
una manera más gratificante y como mi hermano Manolo
trabajaba en Barcelona, más aún que mi padre Manuel Borrego
solicitó el traslado al Gobierno Militar de Barcelona,
encontré la ocasión que ni pintada y aquí estoy.
P: ¿Te acogieron bien en Catalunya?
R: Sí, me acogieron muy bien por lo que estoy y estaré
agradecido, sobre todo a aquellas personas que por aquel
entonces nos apoyaron magníficamente.
P: ¿Qué haces en la tierra del cava, lejos de nuestra
ciudad, tanto laboral como socialmente?
R: Tuve la suerte de encontrar pronto empleo y trabajé
muchos años en un banco extranjero que tenía sus oficinas en
la Ciudad Condal. Luego, por motivos de ubicación cambié y
actualmente trabajo en el ramo de la construcción.
En el aspecto social, como socio que soy de la Casa de
Ceuta, tengo el número 40, me siento muy orgulloso de ser
caballa y tener como compañeros a otros caballas
compartiendo las actividades sociales de manera intensa.
P: ¿Tienes a toda tu familia aquí?
R: Casí, como he indicado antes, mi hermano Manolo fue el
primero en venir aquí. También está mi hermana Mari Luz. Por
desgracia mis padres fallecieron y pese a ello considero a
mi familia arraigada en esta tierra.
P: Muchos de nosotros dejamos familiares en Ceuta… ¿te
quedan a ti?
R: Y como muchos de nosotros, están en mi querida ciudad
natal mis dos tías María y Dolores, así como muchos primos y
primas.
P: ¿Vas a Ceuta con frecuencia?
R: Menos de lo que yo quisiera y eso que la añoro mucho y
los recuerdos siguen en mi pensamiento tan patentes. Pienso
mucho en ella.
P: ¿Ves porvenir en Ceuta o crees que con el tiempo cambiará
de manos?
R: Ceuta siempre estará ahí, mucho se ha hablado, se habla y
se hablará de muchas cosas contrarias. Creo, y espero que
así sea, que mi tierra perdure para siempre.
P: ¿Qué te parecen los catalanes?
R: ¿Cómo quieres que te lo diga?, en realidad no tengo
ningún motivo para estar descontento con ellos, si tenemos
en cuenta que me lo han dado todo lo que un ser humano
aspira dentro de ciertos límites.
P: ¿Cómo encuentras la situación laboral y social actual?
R: Con eso de la crisis la encuentro bastante irregular,
aunque pienso que eso pasará pronto y recuperaremos el
esplendor pasado.
P: ¿Cómo encontraste la Casa de Ceuta?
R: A través de mi familia y de amigos, al principio sufrimos
bastante y lo pasamos muy mal porque entonces no teníamos
local social. Ahora, con éste local que tenemos estoy muy
contento.
P: ¿Crees que la Casa de Ceuta es de utilidad?
R: Para mí es muy importante tener una asociación en la que
reunirnos los caballas que nunca dejaremos de serlo. Sí, es
de mucha utilidad disponer de ella.
P: ¿Cuál es el mejor recuerdo de tu vida?
R: El mejor recuerdo de la vida de uno es ver nacer a los
hijos, mis hijos, y ahora sobre todo cuando nació mi nieto.
Un recuerdo imborrable.
P: ¿Tu mejor recuerdo de la infancia?
R: El tiempo que pasaba con la pandilla que formábamos
Vicente, Joaquín, Manolín, Afri, Nieves, Pili y Mari Luz.
P: ¿Y el de la juventud?
R: ¿Qué puedo decir?, en realidad la pasé fenomenal, la
disfruté muchísimo… ¡¡ojalá volvieran esos sueños de
juventud!!
P: Para finalizar, dime algo para Ceuta y los ceutíes.
R: Para nuestra querida ciudad, le pido que no se detenga
ante nada ni pare de innovarse y para mis paisanos, ceutíes
de toda la vida, mi más solidaria felicitación por ser,
estar y mantener esta bellísima y gran ciudad como es Ceuta.
Llegados a este punto, no pudimos menos que recordar nuestro
encuentro. La verdad es que ver de pronto un amigo de la
infancia, reconocerlo al instante (su padre y el mío estaban
en el Gobierno Militar de Barcelona) y abrazarlo todo
emocionado es mucho de lo poco que he transcrito en esta
entrevista.
Antonio Borrego Moreno, amigo de la infancia; compañero de
fatigas, esfuerzos y lucha cotidiana no podía dejar de lado
sus costumbres ceutíes y dicho y hecho nos enfrascamos en el
tapeo como es de rigor, recordando de vez en cuanto hechos
ocurridos cuarenta y cuatro años atrás.
No me entristece terminar la entrevista ¿por qué?, si nos
vemos con la frecuencia que queremos… ¡hala!, a disfrutar de
lo queda de vida.
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