Ahora mismo, cuando estamos en
plena feria del turismo, FITUR, en vez de escribir sobre
ella, de la que ya escribiremos, prefiero volver sobre las
disculpas y los trabalenguas de Dª Magdalena, a la sazón,
ministra de Fomento.
Es posible que tenga razón la señora ministra, cuando dice
que un paisaje nevado, Madrid incluido, da una imagen muy
agradable, claro está, digo yo, para verlo en una postal o
desde detrás de los cristales de un Ministerio con buena
calefacción.
Lo que no es tan agradable, ni a la vista, ni mucho menos al
tacto, es cuando esa nevada te deja “atrapado” en una
carretera con un trailer de 35 toneladas y ves que pasa el
tiempo y las máquinas quitanieves no llegan.
Lo que no es tan agradable es que un aeropuerto, con cientos
y cientos de operaciones diarias, se cierre por la nevada y
desde los organismos competentes no sean capaces de
reaccionar a tiempo y tengan que soportar ese caos, durante
muchas horas, miles de pasajeros, nacionales y extranjeros,
haciéndose cruces de “la modernidad de España”.
La señora ministra, doña Magdalena Álvarez, ha pedido
disculpas por el caos que ni su Ministerio, ni otros
organismos oficiales fueron capaces de atajar, a su debido
tiempo, y formó un verdadero trabalenguas con las
previsiones, los que tenían que prevenir y el largo rosario
de los alrededores.
Si en vez de una cosa tan seria como es el que miles de
personas se queden bloqueadas sin saber como salir de allí,
sin que los servicios oficiales correspondientes supieran
dar una solución, si fuera otra cosa más baladí, las
explicaciones de Dª Magdalena nos podrían hacer gracia. Lo
malo es que esa gracia, o esa serie de justificaciones de
ambiente risible han hecho que muchos profesionales no hayan
podido, en esos días, cumplir perfectamente con su
profesión, porque los servicios que, de una forma u otra,
dependen de la señora ministra, no funcionaron.
Y claro, la geografía parece que para la señora ministra, Dª
Magdalena, comienza y termina en Madrid, de donde ha dado
mil datos de máquinas quitanieves, personal que trabajaba
por cada 100 kilómetros, toneladas de sal disponibles ... ,
etc., etc. .
Pues bien, si con todos esos medios disponibles, Dª
Magdalena no fue capaz de evitar el caos tan tremendo, no
quiero ni pensar qué justificaciones podrá dar y qué
perdones o disculpas va a suplicar, cuando dé explicaciones
de rutas en dirección a Galicia, en Castilla – León, en
Andalucía y en todas aquellas partes en las que hubo
atascos, incomunicaciones y falta de un buen servicio.
No estamos culpando del mal tiempo a Dª Magdalena, faltaría
más, sino que le decimos que su departamento actuó tan
negligentemente, que ella al darse cuenta de lo bonito que
era el paisaje, pero con la gran falta de soluciones que
había dado, tendría que haber dimitido, con lo que podría
gozar del paisaje y otros más competentes podrían evitar, en
el futuro ese caos.
Lo que más gracia me hace es que dice que el número de
máquinas quitanieves se ha duplicado desde 2004, menos mal,
y posiblemente se haya multiplicado por 5 desde 1996, que
también fue un año del calendario.
La mejor justificación sería haber dimitido, lo que ocurre
es que si se va de ahí, no sé donde encontraría otro puesto
más rentable y con tanta incompetencia demostrada.
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