Cuando los lumbares duelen no hay
más remedio que salir corriendo hacia el centro de salud
para que el médico de guardia, si a bien lo tiene, le recete
a uno la dosis correspondiente de nolotil y voltarem. Que es
lo que decidió el doctor Teófilo Vera López. Cuya
amabilidad me veo obligado a destacar este jueves, que es
cuando escribo.
Tras la visita al médico, decido desayunarme en una
cafetería céntrica, y alguien me aborda para saber si ya he
desistido de recordarle al presidente de la Federación de
Fútbol de Ceuta, Antonio García Gaona, la obligación
que tiene de hacer una auditoría. Y mi respuesta es tan
rápida como veraz:
El martes pasado, precisamente, siendo testigo un periodista
con muchas horas de vuelo, tuve la oportunidad de decirle al
presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta, que ya va
siendo hora de que haga pública las cuentas del organismo. Y
entre bromas y veras, le manifesté que, en vista de lo bien
que me cae, no he querido seguir dándole la tabarra al
respecto. Máxime cuando aún no ha cumplido los cien días en
el cargo. Pero que muy pronto me vería obligado a volver de
nuevo a la carga.
Y Antonio, a quien se le nota, cada vez más, el mucho
disgusto que le causa el que yo escriba acerca de la
necesidad que tiene de airear a los cuatro vientos las
cuentas de un organismo a cuya presidencia accedió el 14 de
noviembre de 2008, no dudó en contestarme lo de siempre:
-Cuando tú quieras, Manolo, yo te pongo al día de
cómo están las cuentas de la Federación de Fútbol de
Ceuta...
Y yo, erre que erre: que no, Antonio, que no es a mí a quien
tienes que mostrar las cuentas, sino que tu obligación es
hacer una auditoría y lucirla en todos los medios para que
la gente sepa qué se ha hecho con los dineros de las
subvenciones, durante muchos años, pero muchos, cuando tú no
eras responsable de manejar esos dineros.
Mas Antonio se cierra en banda. No quiere entrar en razones.
Y en cuanto se le acaban las pocas respuestas que tiene al
respecto, no duda lo más mínimo en irse por los cerros de
Úbeda. O bien se pone a la defensiva, o se hace el lipendi.
Sin que pueda descartarse el que se ponga a recitar de
memoria lo mucho que él le debe al anterior presidente y
que... por esa razón deja entrever que está dispuesto a
renunciar a su deber.
Un deber que consiste, como nuevo dirigente que es, en meter
la linterna en los libros de contabilidad de un organismo
donde ha primado siempre la más absoluta oscuridad, en
cuestiones de dinero. Con lo cual está perdiendo la
oportunidad de cumplir con una obligación indispensable.
-Resumiendo -interviene la persona que ha querido saber si,
dadas mis conocidas simpatías por García Gaona, a mí se me
había ocurrido olvidarme del asunto-: según usted, el
presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta no está
dispuesto a mover un solo papel que pueda dejar en evidencia
a quien presidió esa federación durante varias décadas.
¿Estoy en lo cierto?...
Sí; claro sí. Aunque los métodos que viene usando Antonio
para encubrir las cuentas, créame, son como inyectarse esa
mezcla de nolotil y voltarem: capaz de aliviar el lumbago,
durante un tiempo. Lo cual es pan para hoy y hambre... Usted
me entiende, ¿no?
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