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sociedad - MIÉRCOLES, 28 DE ENERO DE 2009


Gabriel realiza las tareas técncias. a.s.

reportaje
 

Del Congo a la Cruz Roja

Gabriel es el primer voluntario de la entidad
humanitaria que reside en el Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes de la ciudad y trabaja como técnico en el programa de teleasistencia
 

CEUTA
Cristina Marzán

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Ve en cada amanecer y cada atardecer una esperanza para poder establecerse legalmente en España. Una ilusión y una luz que poco a poco se va napagando cuando después de un año y medio en la ciudad nadie le asegura, pero tampoco le niega que pueda ser un español más, con inquietudes, expectativas de futuro y ganas de empezar una nueva vida.

Gabriel lleva casi 24 meses viviendo en el Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes ya que por motivos laborales y personales tuvo que abandonar su hogar y a su familia que continuan en la República Democrática del Congo. Sin conseguir reglar su situación, de momento ilegal en nuestro país, Gabriel confesaba estar cansado de deambular por la ciudad, sin tener nada que hacer, sin un horario en el que mantenerse ocupado y por ello, decidió visitar las instalaciones de Cruz Roja e informarse de si podía colaborar, trabajar o ayudar en alguna de sus iniciativas.

“Vine buscando información y las posibilidades de hacer algo. Me dijeron que había una opción trabajando como voluntario, y hablando con una responsable de la entidad, me explicó lo que podía llevar a cabo. Hice la formación básica social y ahora estoy como voluntario en el programa de teleasistencia”, explicaba.

Este servicio proporciona a las personas mayores o con discapacidad, la posibilidad de poder contactar de forma inmediata, a través de un equipamiento telefónico e informático, con una central de asistencia que funciona las 24 horas del día y donde el personal de Cruz Roja moviliza recursos para dar solución a situaciones de emergencia como crisis de angustia o soledad, cañídas, accidentes domésticos, etc. Los usuarios de este proyecto son apoyados por voluntarios y el servicio se complementa con agendas personalizadas y un seguimiento continuado. Labores que Gabriel realiza en su profesión como electricista y técnico que coloca, repara y controla los dispositivos indispensables para el momento de auxilio.

“Yo instalo el dispositivo que comunica a una persona cuando está en problemas. Además, visito las casas para controlar que todo funciona bien. Es un beneficio para mi, ya que es una experiencia laboral y me siento bien porque es una motivación; tengo un trabajo y estoy cómodo. Aunque por otro lado también me encuentro mal ya que necesito la residencia. Llevo mucho tiempo aquí y sigo sin papeles”, confesaba.

Gabriel se desplaza todas las mañanas desde el CETI hasta la sede de Cruz Roja en la avenida Marina Española. De lunes a viernes, su jornada de trabajo consta de tres horas en las que desempeña diferentes funciones; desde la instalación del dispositivo de teleasistencia hasta la reparación y el seguimiento de los equipos en diferentes domicilios. ”Cuando llaman para solicitar el servicio, voy acompañado de otros voluntarios que me llevan. En ese contacto directo con las personas, también tengo beneficios como es el aprender el idioma, el español, porque yo hablo francés. Con las personas mayores, se aprende muchísimo”, expresaba.

Gabriel se ha convertido en el primer inmigrante en Ceuta que trabaja como voluntario para Cruz Roja; un hecho muy cotidiano en otras autonomías españolas pero en la ciudad excepcional. ¿La razón?. Los inmigrantes del resto de España terminan ubicándose, estableciéndose en cualquier Comunidad Autonóma y como el resto de las personas, se involucran en las acciones humanitarias de esta institución. Sin embargo, en la ciudad se plantea una cuestión específica como es el esperar la documentación para poder marcharse; entonces permanecen en esta tierra pero sin continuidad, hasta que tienen los papeles.

Mientras espera que su situación se regularice, Gabriel opina que el trabajar en Cruz Roja permite “relacionarte, hablar, cambiar opiniones e ideas con otras personas. Además, al no tener residencia, no puedo trabajar en otro sitio”. Y quizás lo mejor sea la esperanza que transmite al resto de sus compañeros ya que confía en que, en un futuro muy cercano, le den esos papeles que tanto ansía.
 

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