La suprema inteligencia política
de esta tierra nuestra, una de las diez personas más
influyentes de Ceuta, según publica “El Mundo”, que debe
hacer la lista de esas personas con la luz apagada y sin
bolígrafo, está perdiendo terreno a pasos agigantados. Cómo
será esa perdida, que incluso siendo el más inteligente de
nuestra tierra, habiendo creado un partido para ser el
líder, es capaz de ceder el número uno para ir en cualquier
lista, pactando con otros partidos, con tal de poder
conseguir un silloncito en la Asamblea, que el pueblo sabio
y soberano le viene negando desde hace doce años.
Y cuando alguien con esa suprema inteligencia, que es capaz
con sus sabios conocimientos políticos de acongojar al más
pintado de este pueblo ve que se le viene, cada día más
abajo todo el tinglado que se creía tener montado busca,
desesperadamente, una salida a semejante situación para
seguir siendo lo que él creía ser cuando, en realidad nunca
ha sido nada, sólo lo que unos pocos le han hecho creer que
era con unos tímidos aplausos en cada una de sus
actuaciones.
La salida que encuentran, todos estos, que se creen alguien
sin ser nada, a los que el pueblo, una y otra vez, le
vuelven las espaldas, es poner el grito en el cielo cada vez
que les parece, criticar todo lo que desde su particular
punto de vista es criticable, llegando incluso en esas
criticas al insulto.
El insulto es lo último que emplean todos los que se ven
impotentes, para rebatir con razonamientos lógicos las
actuaciones políticas de quienes nos gobiernan. Es un
tirarse desde diez mil kilómetros de altura sin paracaídas
lo que, sin duda alguna, le puede suponer un “talegazo” de
aquí te quiero ver.
Es meterse en algún charco, ya está metidos en bastante de
ellos, haciendo chapotear el agua, para que salpique a
quienes no pueden salpicar porque sus chapotear carece de
fuerza suficiente para que el agua del charco alcance la
altura que él pretende.
Todo consiste en que alguna de esas personas afectadas por
sus insultos, se canse de aguantar lo que no tienen porque
aguantar y vayan a donde tienen que ir, dejando de poner
paños calientes e ir derecho al grano, sin temor a hacer
ningún mártir, porque los cementerios están llenos de
mártires y nadie dice nada. Es más, en cuanto pasan algunos
meses ni se acuerdan de ellos.
La suerte que tiene la suprema inteligencia de esta tierra,
el no va más de los genios del mundo de la política del
mundo mundial, aunque la vez que tuvo un cargo de
responsabilidad su actuación fue para enmarcarla de cómo no
se deben hacer las cosas. Dándole una nota y haciéndole un
favor, su actuación mereció cero patatero.
Pues, como les decía la suerte que tiene esta inteligencia
superdotada del mundo de la política es que no soy ninguna
de esas personas afectadas por sus insultos. Pues si fuese
alguna de esas autoridades a las que les dedica esos
piropos, tomaría las medidas oportunas para que eso
“piropos” se acabasen de una vez por todas Claro que como no
soy ninguna autoridad, pues tiene esas suertecita. Menos da
una piedra.
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