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sociedad - DOMINGO, 25 DE ENERO DE 2009


meriem mohamed y elena chamón. reduan

JÓVENES CEUTÍES
 

La formación no tiene fronteras
y menos en tiempos de crisis

Dos historias, dos jóvenes y un nexo
común: el empleo, y ligado a él la educación, la adquisición de conocimientos o la necesidad de ampliarlos cuando la demanda supera la oferta en el mercado laboral

CEUTA
Cristina Marzán

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Con la sombra proyectada sobre el 2009, donde la economía mundial y el capitalismo global se ven sumergidos en una creciente crisis que sacude a todas las esferas, la búsqueda de empleo parece un callejón sin salida, una cuesta arriba que no tiene final, donde los requisitos son cada vez más exigentes e incluso inaccesibles para muchos ciudadanos de a pie, sobre todo, para los jóvenes que en algún momento de su historia dejaron a un lado un aspecto fundamental como puede ser la formación.

Esa capacidad de adquirir conocimientos, de ascender en las escalas profesionales, de nutrición personal y social, que tan anegada parece en el colectivo joven por las últimas críticas ante fracaso escolar o el abandono temprano, se ha unido a la palabras crisis, futuro y empleo, haciendo que la población más inexperta se replantee la necesidad de formarse.

Algunos se inician desde cero y otros continuan su carrera hacia un curriculum vitae brillante y agradable ante la vista de los empresarios. Pero todos coinciden en un nexo común: la educación no tiene fronteras, ni edad, sexo, religión o condición social. Requisito sine qua non en tiempos de lucha cuando la demanda es superior a la oferta.

Muchos han sido los ceutíes que han solicitado información, asesoramiento o recursos para combatir esta necesidad y, en su mayoría, han encontrado excelentes resultados en diversos organismos de la ciudad. Concretamente, y a modo de ejemplo, la Oficina de Emancipación Juvenil ha supuesto el enclave específico para jóvenes como Marien y Elena. Dos vidas y dos historias diferentes en todos sus aspectos pero que comparten una misma condición: la formación.

Elena Chamón nació en Ciudad Real, donde estudió y se licenció en Derecho. Un tiempo después alzó sus alas y se trasladó a Palma de Mallorca para realizar sus prácticas de abogada en ejercicio. En junio de 2008, por motivos personales, llegó a la ciudad autónoma, donde inició la aventura de la búsqueda de empleo. A veces gris, a veces blanco, pero vio la luz al callejón sin salida.

“Dejé mi familia, lo dejé todo porque a mi pareja le trasladaron a Ceuta y llegué sin trabajo. Anduve por las calles, conocí la ciudad, acudía a la biblioteca y entonces conocí la Oficina de Emancipación Juvenil. Estuve haciendo preguntas, expliqué mi situación, y en muy poco tiempo, tuve fuerza porque lo cierto es que la desesperación hizo que decayera. Me ofrecieron un trato personalizado, muy dedicado y exclusivo, y poco a poco me fueron informando de lo que tenía que hacer, dónde podía ir y lo más importante fue el apoyo personal que me brindaron cuando no sabes qué hacer con tu vida, con tu situación”, narraba la joven.

Y aunque es difícil en una sociedad globalizada, individualista, en la que la pérdida de valores cada vez se hace más patente, tal y como expresan educadores y sociólogos del siglo XXI, la empatía se presenta como un valor añadido que no tiene precio. “Es un trato familiar, como si los profesionales que trabajan en las oficinas juveniles se pusieran en tu posición. Les explicas lo que te pasa y saben cómo ayudarte”, añadía.

Másters, posgrados, doctorados, cursos, talleres, jornadas y muchas otras propuestas componen la oferta formativa actual donde el ampliar conocimientos es fácil, en muchos casos gratis, y al alcance de todos. Sólo hay que ponerse en manos de los expertos para iniciarse y continuar la carrera.

“Yo tenía currículum pero me comentaron que había que darle otra forma y eso fue lo que hizo que consiguiera un trabajo, es decir, el asesoramiento inicial. Además se van quedando anticuadas algunas acciones formativas y lo cierto es que ahora se necesitan otras cualidades que son necesarias”, agregaba la joven.

Sus palabras ahora manifestan entusiasmo, riqueza vital, ilusión por continuar y especializarse en otras áreas pero lo cierto es que Elena Chamón experimentó situaciones lúgubres que actualmente la hacen sonreir. “Lo que más me preocupaba era no encontrar trabajo y no acomodarme a vivir en Ceuta porque entiendo que si una persona tiene trabajo en una ciudad, sea la que sea, va conociendo gente, se va integrando y se hace con la vida del lugar. El trabajo es una forma de integración. Al tener empleo sentí una sensación de alivio inmensa, de agradecimiento hacia la oficina en este caso porque lo que tengo, se lo debo a ellos”.

Y en casos de cura, “hay que echar paciencia, muchísima, poquito a poco. Hay que estudiar, hacer cursos, luchar por mejorar y dejarse asesorar por los que saben. La orientación es necesaria en todos los casos y en todas las edades cuando no se sabe qué camino seguir”, concluía.

La desmotivación, las necesidades personales o familiares, el desconocimiento, la inmadurez u otros aspectos hacen que muchos jóvenes abandonen pronto los colegios y olviden su proyección de futuro. O en otros casos, el fracaso escolar, uno de los problemas más graves que sufren en la actualidad los sistemas educativos. El hecho de que haya escolares con dificultades para superar con éxito las exigencias del sistema educativo implica no sólo factores individuales, sino educativos, sociales y culturales.

Bajo estos parámetros y pretensiones se desarrolla la otra cara de la moneda. Y la representa la historia de Marien Mohamed, una ceutí de 18 años que abandonó los estudios a los 15 años y que ha vuelto a recuperar un camino que le transmite seguridad para un futuro muy cercano.

“Ni siquiera tenía la Educación Secundaria Obligatoria porque dejé de estudiar. Al llegar al instituto, como le pasa a mucha gente, me aburría. Empecé la garantía de peluquería y por las tardes unos cursos de tres meses; y así conocí la Casa de la Juventud. Al concluir las dos cosas, y por casualidad, fui a sacarme el carnet joven y conocí a Élida Barroso, la responsable de la Oficina de Emancipación Juvenil. Ella me informó, de asesoró, me dio una charla- entre risas- y me intentó ayudar porque yo no tenía nada”, narraba la joven.

El acceso a la información, la ayuda humana y profesional, y el interés llevaron a esta ceutí a continuar con una vida a la que había dado la espalda. Incluso las propias experiencias, en edades tempranas, fueron factores suficientes para “darme cuenta de que si no tienes estudios, no tienes nada. Y si encima no hay trabajo y no estás formada, peor todavía, más complicado lo tienes”, explicaba la ceutí.

Los comienzos siempre son difíciles, aterradores y duros, pero una vez establecidas las bases, todo va por su propio destino. “Ahora mismo voy a empezar nuevamente la ESO y lo compaginaré con un curso de inmobiliarias porque siempre hay que saber un poco de todo. Ya he realizado un curso de contabilidad, de informática, de creación y gestión de datos, de auxiliar de oficinas”, se sinceraba, entusiasmada.

Aprender, formarse o descubrir cosas nuevas, fueron las primeras sensaciones que Marien Mohamed experimentó en su reencuentro con la educación, que ella misma confesaba, no haberse replanteado jamás. “Nunca me ha gustado mucho estudiar pero ahora sí, y lo tengo muy claro. Tengo metas y aspiraciones empezando por el graduado y el bachiller para finalmente ser administrativa, unas oposiciones y trabajar en alguna empresa”. Y a nivel emocional, la chispa de la ilusión tambien fue recuperada: “Todo te lo planteas de manera diferente. Se agradece muchísimo el trato y la ayuda tanto personal como profesional que te dan en sitios como la Casa de la Juventud o la Oficina de Emancipación Juvenil. Antes sabía los mínimos conocimientos y en cuestión de un año y medio he accedido a demasiadas cosas”, añadía Marien Mohamed.

Estas dos jóvenes, sus historias, sus vivencias, sólo han sido ejemplos concretos de lo que representa en la actualidad la proyección de futuro del colectivo joven. Las dos aseguran que ”depende de la persona, pero con el paso de los años te vas dando cuenta de lo que esta sociedad exige porque no se puede depender siempre de los padres y el respaldo de la familia”.

Las oficinas de información juvenil, los corresponsales o la Casa de la Juventud son lugares que representan promesas de futuro y mejora para los jóvenes ceutíes. La propia Oficina de Emancipación Juvenil es un servicio público y gratuito, destinado a dar información y asesoramiento en cuestión de empleo y vivienda joven. Entre sus funciones se establecen el conocer las posibilidades formativas para el empleo de la ciudad y otras Comunidades Autónomas. El orientar y asesorar en la elaboración de currículos o proyectos. Informar sobre bolsas de empleo u oposiciones, los lugares donde dirigirse para buscar empleo.y fundamentalmente, informar sobre temas relacionados con la vivienda: bolsas de viviendas para jóvenes, hipotecas, ayudas y subvenciones, etc.

Todo ello fomenta el espíritu de lucha al que se añade un tratamiento personal, de diálogo y sinceridad en el interés de muchos jóvenes. Jóvenes que como Elena o Marien han dado un nuevo sentido a sus vidas.
 

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