Hace siete años, mientras se ejecutaba la fase del
desdoblamiento, al sector del autobús se le instaló
“provisionalmente” justo al lado del mercado, según
denunciaron algunos de sus trabajadores. Hasta el momento
continúan allí y existe una falta de mobiliario que llama la
atención. En cualquier otra ciudad de España es posible ver
en la parada principal del autobús marquesinas para el
refugio de los usuarios; paneles informativos que expliquen
los horarios, discos donde se señale qué tramo le
corresponde a cada línea de autobús y una cabina para
solicitar al inspector información y para resguardar al
trabajador de las inclemencias meteorológicas y darle,
cuanto menos, un cuarto de baño.
Los locales que rodean a esta parada de autobús sirven de
asilo para los usuarios del transporte urbano. Cuando
llueve, cuando hace viento, se sitúan entre las jambas y se
refugian bajo la techumbre. El humo constante también
entorpece a los comerciantes. “Hoy, no, porque hay viento,
pero cuando hace calor, se le mete todo el humo en la
tienda”, declara uno de los trabajadores. Unos paneles de
plástico colocados en varios puntos de la fachada del
mercado pretenden servir de protección para la lluvia, pero
si uno observa el suelo ve que no hay ninguna trama seca;
todo mojado. La falta de señalización provoca que el
inspector sirva de poste informativo. “¿El de la Puntilla
donde para?” “¿El de la frontera a qué hora sola?”. Es un
goteo continuo. Esta polémica se ha debatido varias veces en
la Asamblea, pero el caso es que no hay una solución
palpable. La Ciudad va a comprar 10 marquesinas para
colocarlas en varios puntos de la ciudad y Hadu Almadraba
está preparando paneles informativos. Pero, ¿será
suficiente?
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