Al hablar de la Biblia, la Iglesia Católica afirma
categóricamente que ésta es infalible y que de principio a
fin se trata de la pura palabra de Dios. ¿Pero se atreven
también las personas hoy día a corroborar y compartir ésta
afirmación?, muchos no. Es fácil que las personas relacionen
la Palabra de Dios con los grandes profetas, también con los
místicos que experimentaron a Dios en sí mismos o en el
prójimo, incluso también en la naturaleza. Muchas personas
relacionan a Dios hoy día, sin importarles ya ser acusados
de panteístas, con el universo, con la naturaleza, incluso
con los animales y con toda forma de vida, lo que significa
que Dios está en todo. En la misma Biblia encontramos la
siguiente frase: “La palabra mata, pero el Espíritu
vivifica”.
Se puede afirmar que la Biblia contiene en parte la Palabra
de Dios, pues en ella se hallan los Diez Mandamientos y el
Sermón de la Montaña, también algunos pasajes que han
llegado a nuestros días sin adulterar, sin embargo si se
toma la Biblia como regla para la vida habría que decir que
muchos se han servido de ella para justificar sus fechorías,
por ejemplo las cruzadas, la inquisición o los asesinatos en
masa, con lo que es un atrevimiento y un insulto afirmar que
todo lo que se encuentra en este libro, que muchos catalogan
como sagrado, es lo que Dios quiso transmitir a los hombres
con Su Palabra.
El hecho de que la Biblia no es por completo la Palabra de
Dios, se puede leer incluso en la Biblia misma. En Jeremías,
8 hay un párrafo que dice: «¿Cómo os decís: Somos sabios y
la Ley de Yahvé está con nosotros? Ciertamente la
convirtieron en mentira las mentirosas plumas de los
escribas» Esta cita muestra sin lugar a dudas el estilo
engañoso con el que sus redactores introdujeron en la Biblia
lo que no correspondía a Dios, pero que sin embargo ha sido
atribuido a El.
Un ejemplo claro de que esto es así nos llega a través de
san Pablo quien dejó dicho “la mujer debe callar” y “Los
esclavos se deben subordinar a las autoridades”. Frases que
han condicionado la historia e influido muy negativamente en
el desarrollo de la vida en el occidente cristiano. Sin
embargo Jesús de Nazaret a pesar de saber que la mujer no
tenía ningún valor en aquella época, no la apartó de sí, ni
la rechazó, todo lo contrario, El contó con numerosas
seguidoras.
Jesús quiso que Sus hechos quedaran como símbolos para la
humanidad para que sus pasos pudieran ser seguidos. Pasajes
como la mujer del pozo que le dijo: “«...tú eres un judío,
¿por qué hablas conmigo? ¿Acaso no sabes cómo se nos trata?
Y Él responde: «Yo te traigo el agua de la vida». O en otro
pasaje cuando dijo a un adultera: “Tus pecados te son
perdonados”. Vemos claramente la disonancia entre lo que
Jesús nos dejó como ejemplo a seguir y lo que más tarde
otros también dijeron y consiguieron meter en la Biblia,
siendo posteriormente usado como pauta de comportamiento
durante casi 2000 años, con las nefastas consecuencias que
duran hasta nuestros días.
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