Regreso del trabajo con un punto
de ironía colgando de la comisura izquierda de mi labio
inferior. Los defensores de Dios no tienen suerte. Su Dios
los ha abandonado a juzgar por la serie de desgracias que le
ocurren.
Antes de que piensen mal, antes de que señalen con el dedo,
les aseguro que yo no he tenido arte ni parte en esa serie
de desgracias.
Lo aclaro. Ante la acción promovida por los ateos de colocar
anuncios en los autobuses urbanos de Barcelona, sobre el
tema publiqué un artículo en este mismo medio hace días, los
miembros de la asociación E-Cristians decidieron
contraatacar y colocar otros carteles en los autobuses
urbanos de los mismos números que los que portaban los
carteles anti Dios. Pero no han tenido suerte, de momento,
porque si no es una avería del autobús que portaba su
cartel, era que el espacio destinado al anuncio estaba
demasiado pequeño y su cartel sobrepasaba las condiciones
para pegarlo.
Mi empresa tenía previsto colocar los carteles en tres
autobuses de las líneas 6, 14 y 17 pero sólo pudo mostrar el
del autobús 17, porque el 6 tenía problemas mecánicos y no
salió de la cochera y el 14, como escribo antes, no disponía
del espacio necesario para el cartel.
Ignoro si Dios se cabreará con los empleados de la empresa
municipal TMB encargados de poner a punto estos autobuses y
los castigará con rayos y centellas… pero no lo creo. Dios
es muy magnánimo, todo lo contrario que sus adoradores y
servidores.
Aunque los usuarios de los medios de transportes urbanos no
le han dado demasiada importancia, hay algunos que se
cabrean sumamente al leer el contenido de los anuncios
publicados por los ateos, pero el que más destaca y que
corrobora mi artículo anterior es la declaración pública de
varios usuarios. Una anciana declara que ya han sido
demasiados siglos que los cristianos llevan haciendo la
publicidad y que los ateos necesitan hacerse oír por una
vez.
A mí, personalmente, me da igual con tal de que paguen los
servicios usados, pero –siempre hay un pero ¿no?- me veo
obligado a puntualizar a los miembros de esas asociaciones
llamadas E-Cristians que el slogan que publicitan es una
supuesta frase de Mahatma Ghandi, de la casta vaisia
(comerciante) y su mérito, entre otros, es ser totalmente
tolerante con las demás religiones y hasta con los ateos.
Así y todo choca un poco que se decidan por esa frase cuando
tienen varios libros, La Biblia, los misales, etc. a su
entera disposición. Bueno, eso son esos miembros de E-Cristians,
por otra parte curiosa denominación y pregunto ¿El Vaticano
les refrenda?
Pero, otro pero, como el concepto teológico, filosófico y
antropológico de Dios se refiere a una deidad adorada por
muchas religiones, especialmente las que tienen origen en
Abraham, siempre es tema de debate en todas las
civilizaciones humanas, principalmente en las de tendencias
monoteístas como el cristianismo, el judaísmo, el islamismo
y, en menor medida, en el zoroastrismo o mazdeísmo.
A pesar de la que la existencia de Dios no es tarea
científica, entra de lleno en la tesis de que su existencia
es metafísica y choca abiertamente con la postura del Islam
mediante el Corán que no discute la existencia de Alá con lo
que la afirmación de la Unidad Divina es algo natural e
instintivo.
No pienso soltar un rollo sobre la metafísica y lo dejo para
su padre, Aristóteles, y quién esté interesado en ella
pueden consultar las obras de éste griego universal,
compañero de Platón. Para alcanzar el saber más elevado no
soy apto desde luego ni estoy en disposición de romperme la
mollera, lo dejo para el más allá.
Lo curioso será, cuando entre en funcionamiento el autobús
averiado, ver por las calles de Barcelona un autobús que
niega la existencia de Dios y notar que muchos ciudadanos se
abstienen de subir al mismo y se decidan por el que alaba la
existencia de Dios aunque pierdan veinte minutos de espera.
O al contrario que el de los ateos vaya a tope como si
esperaran que Dios les mostrara su enfado y así cambiar de
autobús en la siguiente parada. Hombres de poca fe.
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