En recientes palabras del
Presidente Rodríguez Zapatero, las futuras relaciones con el
actual inquilino de la Casa Blanca “serán muy buenas”.
Esperémoslo por la cuenta que nos trae. De lo que no tengo
duda es del mantenimiento de la especial corriente de
simpatía entre Washington y Rabat. El Marruecos alauí fue el
primer país del mundo en saludar en 1777, la independencia
de los Estados Unidos, rubricando Thomas Jefferson el
“Tratado de Amistad Marroquí-Americano”, el más antiguo
firmado por el naciente país de las Barras y las Estrellas
aun vigente. La legación consular norteamericana en Tánger,
reconvertida en museo, fue la primera propiedad del gobierno
norteamericano en el extranjero e, incluso, los Estados
Unidos llegaron a fondear en la rada de Tánger, con la
aquiescencia del Sultán Mulay Abdelaziz, varios buques de
guerra desde el 30 de marzo al 6 de junio de 1904,
desembarcando “marines” a fin de intentar liberar al
millonario norteamericano Ion Perdicaris, secuestrado en la
noche del 17 al 18 de mayo de 1904 en su casa de campo sita
en los alrededores de Cabo Espartel por una “harka” liderada
por El Raisuni, peculiar jeque “chorfa” y señor de horca y
cuchillo de la Yebala.
¿Y España…? En el US.Army aun recuerdan cuando, en noviembre
de 1975 (crisis de la Marcha Verde/Al Massira Khadra), la
diplomacia española filtraba a Argelia información
confidencial facilitada por los propios Estados Unidos,
dando a conocer al gran enemigo de Marruecos la ayuda
militar norteamericana que, en secreto, Washington había
otorgado a Hassan II: 150 millones de dólares que incluían
25 carros de combate M-48, 6 aviones de transporte C-47 y
C-130 y varios cazabombarderos F-5, lo que puso en un brete
al embajador Parker obligando a bajar a la palestra al mismo
Secretario de Estado, Henry Kissinger….. Claro que, matizan
mis fuentes, “eso fue durante el desenlace del franquismo”.
Lo que aun colea es el desplante del actual mandatario
español a la bandera americana y la forma y los modos en los
que, nada más pisar La Moncloa, ordenó el precipitado
repliegue de los efectivos españoles en Irak. Los Estados
Unidos consideraron la relación estabilizada con la
permanencia de las tropas españolas en Afganistán que, de
aumentar sus efectivos según ha asegurado la titular de
Defensa, podrían relanzar las relaciones bilaterales.
En el peculiar baile a tres bandas entre Madrid, Rabat y
Washington, los Estados Unidos jugarían con dos cartas: la
solidez de sus relaciones, tan especiales, con Marruecos y
el decisivo papel de mediador (“facilitador” para la
diplomacia española), Colin Powell por medio, en la
inoportuna y peligrosa crisis del islote de Perejil (“Laila”
para nuestros vecinos). Tengan claro los lectores que los
Estados Unidos no consentirán en ningún momento que dos de
sus aliados se líen a tiros. Más aun: si se confirman las
reservas petrolíferas en aguas del Sáhara Occidental… Rabat
lo tendría fácil. En el rebufo, incluso podría haber
sorpresas en el marco de las Naciones Unidas. En definitiva,
bien haría Zapatero en limar desencuentros afianzando una
firme alianza con Washington. Sin el poder de disuasión de
las fuerzas armadas norteamericanas y su proyección
estratégica, sin la VI Flota navegando por las aguas del
Mediterráneo… este proyecto de ingeniería política llamado
Europa duraría menos que un caramelo a la puerta de un
colegio. Visto
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