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Se estaba esperando como la venida
de un nuevo “Mesías” y, por fin, Obama llega a la Casa
Blanca, en medio de un dispositivo que parece no de época de
crisis, sino de superabundancia.
Muchas ilusiones, casi desde antes de comenzar la campaña,
se ha hecho medio mundo, pensando que el primer presidente
de raza negra va a ser el verdadero salvador de todos los
problemas que acucian al mundo y en los que están metidos
los Estados Unidos de América.
Y no lo va a tener fácil, porque el pueblo americano, de la
misma forma que no tolera que nadie menosprecie su bandera,
por ser suya, de todos y de cada uno a la vez, tampoco
tolerará que los problemas que se ha creado el país, y que
tanto dinero y tantas vidas humanas les ha costado, lo
puedan tirar por la borda en un afán de super progresismo de
cualquier dirigente.
Obama, nada más llegar se encuentra con una crisis de la que
no se puede salir por el hecho de que el nuevo presidente
practique o profese tal religión, o por el hecho de que su
piel sea más o menos morena.
La igualdad, por encima de todo, estará en las exigencias
que se le presentan y en solucionar los problemas que le
rodean, todo lo demás es un brindis al sol, de quienes se
paran en el escaparate, sin comprender y contrastar lo que
hay en la trastienda.
Y en los Estados Unidos de Norteamérica, estos días hay, o
estos días es el propio país, el escaparate más grande y
mejor adornado del mundo, para dar la bienvenida al nuevo
inquilino de la Casa Blanca, pero saltando esa barrera de
los “fuegos artificiales”, en la tienda y en la trastienda,
hay un elevado número de parados, como jamás hubo allí, por
lo que el primer “sapo” con el que Obama se tiene que
desayunar, una vez que haya dormido su primera noche como
presidente, va a ser el intento de ver la solución que podrá
darse para que los desempleados tengan donde trabajar.
Por si esto fuera poco, dos guerras, si es que no hay más en
ciernes, hacen necesaria la presencia de los “americanos” y
allí están, con errores o no de su anterior presidente, pero
con la enseña americana, por encima de todo, y el pueblo
americano no reniega fácilmente de todo aquello que tanto
les está costando.
La fábula, el cuento de hadas que es lo que parece que se
está viviendo, desde el día que Obama ganó las elecciones,
ha pasado ya a mejor vida. Ahora viene la época de los
hechos, de las soluciones, las promesas ya han quedado
atrás, desde que el último voto entró en las urnas.
A partir de hoy, ya veremos hacia donde apuntan los sistemas
económicos, desde ahora mismo ya veremos quienes son los que
se acercan como amigos de verdad, y no como simples
acompañantes de la fiesta, y con ello se podrá empezar a
comprobar quienes son los que más facilidades tendrán para
ir superando la crisis.
Aquí, por ejemplo, ya se han quitado la careta y el viernes
nos decían que la situación está “jodida” y que lo va a
estar más nos lo han dicho después, pero desde Europa, a los
que yo al menos creo más.
Crisis, dos guerras en las que participan, un negro, el
primero como presidente, son algo más que una anécdota, son
el telón de fondo del mundo que estamos viviendo. Todo esto
me recuerda, porque lo viví allí, el momento de la
reunificación de Alemania. A la fiesta siguió el compartir
para todos lo que había sido de una parte sólo.
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OPINIÓN / EL ESQUINAZO
