Naturalmente me refiero a Melilla,
donde un gran número de problemas podrían ser calco de los
que, con frecuencia, también, se pueden dar en Ceuta, aunque
en lo que vamos a tocar hoy hayamos sido superados.
Tengo ante mí un despacho de Europa Press, en el que se dice
que Agentes de la Guardia Civil y de la Jefatura Superior de
Policía de Melilla han logrado, en la llamada “Operación
Gaviota”, la desarticulación de la “mayor organización”
dedicada al tráfico humano, entre la ciudad de Nador, en
Marruecos y la Ciudad de Melilla.
Solamente llegar a esto se le pone a uno la carne de gallina
y por tanto nos alegra que 17, nada más y nada menos, hayan
sido detenidos, con la particularidad de que 15 de ellos son
españoles.
La sinvergonzonería no tiene fronteras y no tiene por qué
hacer distinción de nacionalidades, ya que los otros dos son
marroquíes:” Dios los cría y ellos se juntaron para el
negocio no permitido de ninguna de las maneras”.
La operación, que parece que no se ha cerrado totalmente,
podría incluso llevar a alguno más a las dependencias
policiales, y es de suponer que, a continuación, “a la
sombra”.
El negocio, si hacemos caso a esta información, que no hay
razón para no hacer caso, yo me lo creo “ a pie juntillas”,
podría ser de los más fructíferos, por cuanto los golfos en
cuestión cobraban en torno a los 3000€, esto es, medio
millón de las antiguas pesetas, a los inmigrantes para que
llegaran hasta la ciudad, ocultos en el interior de sus
vehículos.
Son muchas las preguntas que debemos hacernos sobre asuntos
como éste, y la primera de ellas es ¿Cómo estas gentes que
vienen desde unos lugares en los que carecen de casi todo,
pueden traer esa cantidad de dinero?. ¿Acaso ese dinero se
mueve desde otra parte de la “mafia”, para luego, una vez
aquí, tener auténticos esclavos que vayan devolviendo eso
que recibieron para entrar y a ello unidos otros servicios
inconfesables?.
Si esto fuera así, y no soy el más experto en esos temas, el
problema está a un lado y al otro de la frontera, con lo que
eso puede significar si en cualquier momento la Policía o la
Guardia Civil no andan listas.
La desarticulación de grupos de este tipo no es cosa de un
día y la “ Operación Gaviota” se inició a mediados del año
pasado, hasta dar sus frutos ahora mismo, y ya veremos si no
se aumenta más en unos días.
Y que no hay escrúpulos en participar en “negocios” nefastos
como este nos lo demuestra el hecho de que uno de los
“detenidos” era un “jovencito” de más de 80 años.
Yo deseo que a ninguno le vuelva a quedar la posibilidad de
seguir en “amaños” como éste, pero el “abuelete” es de
suponer que ya con esto termine su camino en el camino de la
delincuencia.
Y si la desarticulación del grupo ya es un éxito de la
Guardia Civil y de la Jefatura Superior de Policía de
Melilla, el éxito al completo está en que hayan caído los
seis máximos responsables de la organización.
A partir de ahora, es de suponer que todos ellos van a dar
con los huesos en la cárcel y que durante ocho años no
vuelvan a tener ningún tipo de posibilidad de acrecentar sus
ganancias.
Las relaciones de un lado al otro tenían que existir.
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