Ceuta se sumó ayer, gracias a la
Asociación Septem Nostra y al apoyo que le ha brindado la
Delegación del Gobierno para la creación de un grupo de
trabajo especializado en el seguimiento y estudio de
diferentes vertientes del desarrollo sostenible a un aspecto
del que hasta ahora permanecía injustificadamente al margen,
el de la movilidad sostenible, sobre el que ayer dicha
entidad presentó un completo estudio que viene a confirmar
las impresiones que casi cualquier ciudadano podría haber
enumerado por su propia percepción de los hechos, pone de
manifiesto que si las instituciones y, sobre todo, la
ciudadanía, no pone manos a la obra con un compromiso real
nos veremos abocados al caos circulatorio, que no sólo hacer
perder tiempo y dinero, sino también salud. Hablar de
“movilidad sostenible” es referirse a multitud de acciones,
tendencias y cambios a la vez, un conjunto de procesos y
acciones orientados para conseguir como objetivo final un
uso racional de los medios de transporte por parte tanto de
particulares y profesionales. La ciudad, entendiendo por tal
tanto a sus habitantes como a sus gobernantes, deben ponerse
ya a la tarea de reducir el número de vehículos que circulan
por sus vías: así conseguiremos reducir la contaminación
producida por los automóviles; el ruido que producen; la
energía que dilapidan... Como la inmensa mayoría de las
ciudades, Ceuta sufre ya de un volumen desmedido y evitable
de vehículos en las vías públicas, pero su reducido tamaño
le aporta una gran ventaja a la hora de hacer frente a este
problema e intentar corregirlo. Para ello es fundamental la
aportación de todos y cada uno de los ceutíes, pero también
que la Consejería de Fomento mantenga su apuesta en la
renovación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) por
una ciudad equilibrada en la que los servicios se dispersen
de forma que los ciudadanos tengan facilidad para acceder a
ellos sin recurrir a sus vehículos particulares, algo que
también contribuiría a evitar un servicio de autobuses más
completo.
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