Una de las cosas que más me gustan
es asistir a reuniones de cierto nivel, como invitado, y
pasármelo en grande con los pensamientos de los reunidos
flotando en la atmósfera y traducidos en palabras vibrantes,
sonoras y concluyentes.
Soy propenso a insistir en ciertos temas hasta conseguir una
exposición clara y enteramente comprensible, con lo que no
tengo que hacer inútiles esfuerzos para situarla en su punto
analítico.
Se habló de todo lo habido y por haber. Desde la supuesta
polémica de que si Tintin, el personaje cómic de Hergè, era
maricón o no; hasta del “bolsista” Madoff que se escondía en
uno de sus calcetines 740 millones de dólares (¿caben tantos
papeles en un calcetín?)
Alguno hacía referencia a Cuba y a la presidenta de la
Comunidad de Madrid. Añade que Fidel Castro no está muerto,
que es La Muerte misma y que merced a su famoso lema
“Revolución o Muerte” le toca ahora la segunda. En cuanto a
Esperanza Aguirre, no sabía yo que era una de las mandamases
más odiada por el Gobierno Cubano, ni que fuera una agente
infiltrada de una asociación de cubanos con residencia en
Miami.
En todo caso, Israel sigue empeñado en destrozar toda
convención en una guerra. Si se hubieran limitado a
destrozar la zona colindante con su frontera, habría pasado
como autores de una escaramuza fronteriza parecida a la que
ocurre en contadas ocasiones con la nuestra de Ceuta con
Marruecos… pero la exagerada decisión del Gobierno judío de
seguir vaciando sus almacenes de mortíferas armas de
destrucción masiva sobre miles de cabezas inocentes para
matar a un solo miembro de Hamás ya es el colmo del
genocidio.
Mientras tanto Ban Ki-Moon, el secretario general de la ONU,
se luce en una actuación de monólogos, ya que nadie le hace
ni puto caso, por lo que deberían tomar, los miembros de la
ONU, unas largas vacaciones. A más de ver que Hamás, y los
palestinos en general, se queda sin alimentos también. Los
israelíes destruyen los convoyes de ayuda humanitaria.
Por lo visto, la polémica de los carteles en los autobuses…
puedo decir que Dios existe a ratos ya que hay un nuevo lema
“Iglesia del Consenso Divino” y ello lleva a que los
soldados españoles en el Líbano juren que ellos no han sido
los que han lanzado los tres cohetes en territorio israelí.
En cuanto a lo del alto el fuego… seguro que los israelitas
dirán “Cuando no quede ni un palestino, el Alto el Fuego
vendrá solo”
De lo que más tiempo se debatió fue sobre el IPC. Algunos,
incluido yo, no entendemos cómo se puede cabrear Mariano
Rajoy por la bajada del IPC si éste beneficia a no pocos
españoles. Pero el IPC (1,4) es un arma de doble filo. SI
bien muchos inquilinos que alquilan viviendas lo
agradecerán… ¿qué aumento de sueldo darán a los
trabajadores?
Lo malo es que las estadísticas claman por la inutilidad del
tal IPC. Los precios suben muy por encima del mismo, el
petróleo se pasa el IPC por donde le sale de los huevos (si
tuviera), etc. Lo que nos deja con la impresión de que es
simplemente un par de números separados con una coma para
hacer bonito. Además de ser una salida de nuestro Gobierno
para no aumentar más las pensiones, con lo que se ahorran un
pastón igual o doble al del que tiene Madoff en su calcetín.
Nos estamos acercando al fin de una era, cargada de guerras,
con la salida del mundo de la política de un nefasto
personaje: George Wallace Bush. Se soltó el pelo en su
discurso televisado en el que trató de saldar cuentas
pendientes con el mundo. Poco faltó para que soltara que
somos unos gilipollas. Menos mal que solo le queda cuatro
días para desenmascararse. Después veremos que su negocio le
ha salido redondo con enormes beneficios en su empresa
petrolera.
Por lo visto, la polémica de los carteles en los autobuses…
puedo decir que Dios existe a ratos ya que hay un nuevo lema
“Iglesia del Consenso Divino” y ello lleva a que los
soldados españoles en el Líbano juren que ellos no han sido
los que han lanzado los tres cohetes en territorio israelí.
La respuesta a la pregunta sobre el dinero en el calcetín de
Madoff es muy simple: un cheque de esa cantidad cabe
perfectamente, aunque luego huela horrores.
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