PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - SÁBADO, 17 DE ENERO DE 2009

 

OPINIÓN / SNIPER

Contra Occidente
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Gustavo de Arístegui, diplomático y fino analista además de una de las caras más atractivas de esa jaula de grillos, desabordada y sin norte, en que se ha convertido el Partido Popular (PP) del notario gallego, acaba de publicar un libro escrito quizás con cierta premura pero no por ello ayuno de interés, “Contra Occidente”, editado por la Esfera de Los Libros y que merecería ser leído y subrayado por ese “Presidente pancartero y con una kufia en la cabeza”, en palabras de mi estimada Pilar Rahola, que es José Luís Rodríguez Zapatero durante una de sus vacaciones: en Doñana o en Los Oscos.

A lo largo de sus 470 páginas Arístegui da un repaso, algo embarullado pero siguiendo un hilo conductor, a toda la panoplia de enemigos del llamado Occidente o “Mundo Libre” (con muchos defectos pero, sin duda, más libre en espíritu y praxis que el resto de las sociedades), un concepto a medio camino entre lo geográfico y cultural (Australia y Japón están bien lejos, pero forman parte del mismo) aunque con unos parámetros ideológicos bien definidos. Arístegui detecta, con agudeza, la naciente eclosión de un frente de rechazo a todo lo que significa el modelo occidental de vida, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras: desde el fenómeno de los antisistema (que eventualmente, el apunte es mío, podrían llegar a conformar bajo ciertas condiciones objetivas algo parecido al movimiento de los bagaudas, en las postrimerías de la Hispania romana), a un arco internacional que iría, desde líderes extremistas de corte izquierdista como el venezolano Chávez, a peligrosos radicales islamo-fascistas como Ahmadinejad, al frente de la República Islámica de Irán, autofinanciados por sus reservas de petróleo. Añadiría que Rusia y su futuro es una incógnita, de ahí la necesidad (ética y pragmática) de arrimarla a sus raíces occidentales, incorporándola a las filas propias, mientras que China es un caso aparte. En el explosivo cóctel no pueden faltar las mesnadas del terrorismo yihadista, organizaciones con pretensiones de controlar “territorios liberados” a modo de santuarios desde los que lanzarse al ataque; tal serían los casos de los talibán afganos, el antiguo GSPC (federado a Al-Qaïda) en el Maghreb, la filial iraní de Hezbolláh en el Líbano o la Hamás palestina, además de otros movimientos en las Filipinas e Indonesia. Todos amalgamados, antisistema anarco-autóctonos, Chavez e islamistas, por el odio común que nos tienen más que por una ideología común. Arístegui concluye, a mi juicio de forma demasiado optimista, con que aun no representan una amenaza global. Yo, a pie de obra y desde la trinchera, no estaría tan seguro.

Hace años Fukuyama lanzó, torpe y vanamente, las campanas al vuelo hablando del “Fin de la Historia” (¿?) y del asentado predominio del modelo occidental, basado en la democracia liberal y una supuesta economía de mercado, contraviniendo otros análisis (desde Spengler a Toynbee, pasando por Huntington) que están por el contrario demostrando su vigencia. Ya lo escribió, si mal no recuerdo, el poeta P. Valery: “Nosotras, las civilizaciones, sabemos ahora que somos mortales”. Bien haría Occidente en tomar nota: otras culturas e imperios cayeron inopinadamente en el cenit de su gloria. Y si Occidente, sin duda con sus lacras y miserias, es batido, que Dios nos pille confesados… con la despensa abastecida y un buen arsenal a mano, en algún agreste y remoto lugar. Digo.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto