Nos vimos en la terraza de una
cafetería céntrica. Por pura casualidad. Y decidimos
sentarnos a una de sus mesas. Con el único fin de hacer un
alto en el camino y poder charlar de todo un poco. Los dos
estamos ya curado de espantos. Aunque en ocasiones
procuramos dar la impresión de que cualquier situación
relacionada con nuestra tarea diaria parezca que nos afecta
muchísimo.
Me estoy haciendo mayor, Manolo. Noto que me canso
muchísimo cuando se trata de escribir varias páginas deprisa
y corriendo. Me habla alguien que tiene muchos menos años
que yo. Si bien es cierto que lleva haciendo periodismo
desde que vestía pantalones cortos.
Lo miro fijamente y me doy cuenta de algo muy importante
para nosotros. Hemos compartido muchas horas de redacción,
hemos discutido agriamente y hasta hemos tenido
desencuentros sonados. Enfrentamientos duros... Y, sin
embargo, aún somos capaces de hallarnos y no tenemos el
menor empacho en conversar sobre la realidad que nos
circunda.
Hemos visto pasar por Ceuta periodistas de todo tipo. Los ha
habido buenos, regulares, malos, y muchos a los que no les
gustaba el oficio que ejercían. Todo lo cual es aplicable al
momento que estamos viviendo. La mayoría no es capaz de leer
libros ni de escribir bien; y, por lo tanto, no consigue
pensar bien.
Los dos estamos de acuerdo en que tampoco acaban de saber
cómo es la ciudad. No conocen sus entresijos ni ponen el
empeño que debieran para empaparse de los secretos e
interioridades de la política local. Se dejan llevar por sus
emociones y, desde luego, siguen haciendo uso y abuso del
corporativismo.
Cambiemos de tercio. No vaya a ser, le digo, que a mí me dé
por contar más cosas y me vea obligado a decir que no
estamos generalizando. Pues ya sabes que esta gente es muy
puntillosa cuando le conviene. Así que hablemos de Juan
Vivas, si te parece. Un Vivas que a mí me da en las
pituitarias que puede estar pensando en finalizar su carrera
como político.
Puede ser... Pero nadie mejor que tú, Manolo, para opinar al
respecto. No en vano estuviste tres años muy cerca de él. Y
sería absurdo negarte que tienes motivos suficientes para
conocerle mejor.
Me consta que Vivas tiene metido entre ceja y ceja ocupar un
cargo que le viene como anillo al dedo cuando decida no ser
más candidato a la presidencia. Y que a veces, cuando se le
acumulan los problemas y se atiborra de sinsabores, le
entran unas ganas locas de decir ¡basta ya!... Aunque es una
decisión arriesgada. Pues el PP no tiene todavía preparado
un candidato presidencial con vitola de ganador. Por lo que
veo muy difícil que Juan deje al partido en la estacada.
Llevas razón... A propósito: ¿Crees que el delegado del
Gobierno, a medida que José Antonio Carracao vaya
haciendo su trabajo y choque con los parlamentarios
populares, será capaz de mantener la calma y no entrará al
trapo de las declaraciones hechas con ánimos de provocarle?
Sí; creo que Fernández Chacón y Vivas saben
perfectamente lo que no deben hacer. Si bien esa actitud,
beneficiosa para Ceuta, hace que muchos deban acogerse a esa
ley de ajo y agua.
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