No es una novedad el hecho de que
si España, a nivel general cuenta con un 30% de fracaso
escolar (el más alto de Europa), Ceuta alcanza nada menos
que el 52%. Una cifra extremadamente lamentable si tenemos
en cuenta que este dato no es ni mucho menos nuevo y que irá
a más en la medida en que no se ponga remedio con firmeza a
esta hemorrágica pérdida de interés por el estudio que
afecta considerablemente a un sector de la población ya
analizada y donde debiera actuarse si demora excesiva.
El que se lleguen a acuerdos puntuales con Ciudad Autónoma y
con la Universidad de Granada (ésta última para el estudio
del por qué ocurre este abandono) no está mal; sin embargo
la aportación de la UGR probablemente no descubra mucho más
allá de lo que ya se conoce. Estudios, análisis y trabajos
en este sentido ya existen o se elaboran, como el que está a
punto de recibir el Instituto de Estudios Ceutíes donde se
especifica el tipo de población y los niveles
socioculturales de los ceutíes que, afecta notablemente de
modo directo a la realidad diaria de las escasas
aspiraciones de un sector de la población por elevar su
condición cutural y formativa. El entorno familiar es
fundamental. En este sentido cabe apuntar el dato de que más
del 12% de los padres del segmento señalado como el de mayor
fracaso escolar es analfabeto. Por tanto, claro que la
administración debe actuar, pero ha de hacerlo en dos vías,
en el del alumno -como así ha anunciado el director
provincial del MEPSYD- y en el de las familias. El objetivo
debe ser salvar esta generación que ahora se encuentra en
etapa Primaria como para que sea el punto de arranque de un
cambio que repercutirá en el futuro de Ceuta. Por ahí van
los tiros. Eso sí, el Estado con todo el poderío de sus
recursos debería tener a Ceuta y a Melilla como dos ‘dulces’
en Educación y no fallar o no demorar más las soluciones. El
apoyo remunerado de la UGR es magnífico, pero también se
agradecería que se volcara en el nuevo campus como para
favorecer realmente alternativas de estudio y formación aquí
mismo, en Ceuta.
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