El pasado 24 de diciembre nos
dejaba Samuel P. Huntington, polltólogo de renombre mundial
y profesor emérito de la Universidad de Harvard, autor entre
otras muchas de su famosa y perspicaz obra “El Choque de
Civilizaciones”, editada en 1995 después de haber revisado
su autor un artículo de tema parecido, pero entonces aun con
interrogante, publicado en la revista “Foreign Affairs” en
1993. Citado, manipulado y, sobre todo, debatido, la
interesante tesis de Huntington dio pie a un ambivalente
congreso en Marruecos sobre “¿Choque de civilizaciones o
diálogo de culturas”, celebrado en la imperial villa de
Marrakech en septiembre de 2003; los diarios “Aujourd´hui Le
Maroc” (bien introducido en el ministerio del Interior) y el
solvente y profesional “L´Economiste”, entre otros,
dedicaron durante un buen tiempo a diseccionar la obra del
influyente analista norteamericano (L´Economiste según mis
archivos en al menos once capítulos, a lo largo de 2002).
Huntington adoba su estudiada tesis con abrumadoras cifras y
datos de campo, lograbd “una interpretación de la evolución
de la política global tras la guerra fría” y consiguiendo su
aspiración resaltada en el prólogo, “ofrecer una estructura,
un paradigma, para ver la política global, que sea válida
para los estudiosos y útil para los decisores (sic)
políticos”, sacando dos conclusiones: “las líneas divisorias
entre las civilizaciones serán los frentes de batalla de
futuro” y, en consecuencia, “El choque de civilizaciones
dominará la política a escala mundial”. Como advierte en la
pág. 21 de la edición española, “las pretensiones
universalistas de Occidente le hacen entrar cada vez más en
conflicto con otras civilizaciones, de forma más grave con
el Islam y China, mientras que en el plano local, las
guerras en las líneas de fractura, sobre todo entre
musulmanes y no musulmanes, generan la ‘solidaridad de los
países afines’, la amenaza de escalada y, por tanto, los
esfuerzos por parte de los Estados centrales para detener
dichas guerras”. En su propio Sumario, Huntington cita “Las
sangrientas fronteras del Islam”…
Los últimos acontecimientos de Gaza, alentados por el
totalitario proyecto islamo-fascista y el recurso al
terrorismo de Hamás, que han obligado a la dura pero
selectiva respuesta israelí (sí, ¡ataques indiscriminados
habrían causado más de cien mil muertos!), son un botón más
de muestra de lo que se avecina, mientras el pánfilo y
estúpido Occidente sigue mostrándose tolerante con la
inquietante quinta columna que anida en su seno. El Choque
de Civilizaciones es, lamentablemente, una realidad
empírica, no al alcance naturalmente de alicortas y
sectarias mentes de cierta gema preciosa o algún artesano
zapatero y, mucho menos obviamente, al retorcido cerebro de
cierto sanguinario terrorista con sabor a ternera, así como
de la chequera (por el talón) y eventualmente chequista
tramoya de los titiriteros y demás comparsas. En la obra de
referencia (pág. 249 de “El Choque de Civilizaciones y la
Reconfiguración del Orden Mundial”, Paidós, Barcelona 1997),
Huntington escribió unas desazonantes líneas: “Algunos
occidentales, entre ellos el presidente Bill Clinton, han
afirmado que Occidente no tiene problemas con el Islam, sino
sólo con los extremistas violentos. Mil cuatrocientos años
de historia demuestran lo contrario”. Ni quito ni pongo, una
vez más expongo dejándoles a unos y otros reflexionando con
ello. Visto.
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