El regreso al mundo laboral,
después de estar un 85% anual jubilado, es lo más parecido
al regreso de ultratumba. Nos miran a esta clase de
trabajadores del 15% restante como seres de otro mundo, del
más allá supongo, que regresan para ocupar los puestos de
trabajo que dejaron en su día y con ello desplazar al nuevo
ocupante a otras tareas menores, esto como suposición de los
nuevos.
Nada más lejos de la realidad, los “quinceporciento” no
regresan para quitar de los puestos que dejaron a los
ocupantes actuales. Regresan para matar el tiempo de ese 15%
en tareas baladíes.
Bueno vayamos a lo que interesa, la política está girando
ahora en torno a los juzgados a causa de la estrategia
equivocada y tozuda de asociaciones que van más allá de lo
que la legalidad les corresponde.
Como supondrán estoy escribiendo de esas asociaciones que se
denominan Foro de Ermua y Dignidad y Justicia, ambas
mantenidas por el PP con fines estrictamente políticos como
se adivina por sus actuaciones.
El espectáculo político montado por el Tribunal Superior de
Justicia del País Vasco ha resultado ser un auténtico
despropósito. Basarse sólo en la acusación particular y
colegiada no deja de ser un juego al que se le hace asumir
una dudosa legalidad para presentar denuncias jurídicas, en
eso priman intereses políticos más que dudosos.
Si Vds. leen uno de mis anteriores artículos de opinión, de
meses atrás, podrán comprobar que la razón no deja de
aumentar en mis análisis.
A nadie -sea político, ex político, ex delincuente o lo que
sea- se le puede negar que se reúnan para dialogar si son
ciudadanos libres –que no están presos- aunque hayan
pertenecido a entidades declaradas ilegales. En eso se basa
la democracia.
Aún así, si nuestro sistema penal concede a los presos, con
sentencia firme, que puedan recibir visitas, a más de los
vis a vis, ¿cómo van a condenar reuniones entre personas
libres?
¿Me juzgarán porque me haya reunido con amigos que
estuvieron ilegalizados? No me hagan reír, a las personas es
imposible ilegalizarlas, siempre tendrán sus derechos
legales intactos, pasen o no pasen por la cárcel. Sólo se
suspenden, supongo, esos derechos cuando están en la cárcel
cumpliendo.
Lo que pasa en realidad es miedo. Si señores y señoras,
miedo a no obtener votos que les hagan alcanzar “el trono”
codiciado en las comunidades. Por ello tratan de destruir
formaciones políticas elegidas con toda la legalidad por los
ciudadanos y que les hacen imposible aumentar su cupo de
votos. La Ley de Partidos, en realidad, no debería existir
si tenemos una constitución tan clara y abierta.
Una cosa muy clara de lo que afirmo está en la política
opositora del PP. Cada cosa mala que ocurra en este país es
culpa únicamente de Rodríguez Zapatero o de alguno de sus
ministros.
El Presidente de nuestro Gobierno es culpable de que caiga
nieve antes de tiempo; es culpable de que el temporal rompa
la cadencia de la crisis; culpable de que se hundan túneles;
culpable de la guerra unilateral israelita… ¡vamos ya!
En el foro político que hemos celebrado en el Casinet se ha
discutido sobre las responsabilidades en el aeropuerto de
Barajas. Se da el caso que yo mismo he sido uno de los
afectados al regresar de un viaje a Madrid.
¿Cómo es posible que Mariano Rajoy pida la dimisión de la
ministra de Fomento por lo que ha pasado y pasa en el
mencionado aeropuerto? ¿Por qué no echa la culpa a Esperanza
Aguirre? Si tenemos en cuenta que los problemas son causados
por una empresa privada, Iberia, y que en esa empresa tiene
participación la Caja de Madrid sobre cuya directiva ha
impuesto sus condiciones la propia Esperanza Aguirre… ya me
dirán.
Ahora resulta que si gobiernan los del PP, los culpables de
las crisis son los sindicatos y los trabajadores, pero
cuando son los socialistas los que nos gobiernan, éstos son
culpables de todos los males, aunque las empresas sean
propiedad privada en las que el Estado no puede intervenir.
Pobre Mariano, pobres peperos, se están dejando una larga
ristra de plumeros
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