El domingo por la noche el agua
caía a intervalos, si bien ayer lunes amaneció un día
soleado. Al este, un limpio horizonte se perfilaba sobre el
azul del Mediterráneo aunque sobre la fragosa y verde yebala
corrían algunas masas de nubes algodonosas. El día se
mantuvo claro y fresco, invitando a dar un largo paseo, que
yo al menos aproveché con gusto. Atrás quedaban, aun en la
retina, las pateadas invernales entre la nieve de Fin de Año
por las recias montañas astures.
Esta semana y por asuntos de diferente enjundia debo
acercarme a la luminosa Tánger, una ciudad que llevo en el
alma pues ahí fue concebida un día de diciembre de 2007, en
un acto de mutuo amor, la pequeña María. Entre algunas
visitas profesionales pasaré a pegar la hebra con monseñor
Agrelo Martínez, al que trato desde su llegada y con el que
mantengo un afectuoso “carteo” electrónico. En una de sus
últimas misivas, el buen arzobispo habla de hacer algo para
“detener la matanza de Gaza”… Sí, es terrible. Hablaré con
él sobre el particular y, entre otras cuestiones, le
preguntaré si sabe las razones de por qué los otros
territorios palestinos, la Cisjordania bajo control de Al-Fatáh,
goza de paz y una relativa prosperidad…
También de paso, le comentaré a mi estimado Agrelo su
juiciosa opinión sobre la cita del Evangelio leída por su
“colega”, monseñor Carlos Osoro, al frente durante siete
años de los destinos de la Iglesia Católica en Asturias, el
8 de enero, día en que Monseñor Osoro fue nombrado por el
Vaticano, Arzobispo de Valencia. Es un curioso detalle, pues
según confesó el aludido en la rueda de prensa empleó en su
oración de la mañana el evangelio de la misa correspondiente
a ese día, el famoso texto de Marcos (6, 34-44) sobre la
milagrosa y primera multiplicación de los cinco panes y los
dos peces, en un lugar desértico y avanzada la hora, con los
que milagrosamente se alimentaron, hasta saciarse, cinco mil
hombres… Y aun sobraron doce canastos llenos de sobras de
los panes y de los peces. Sin embargo, el calendario
litúrgico oficial existente en cada parroquia, las páginas
de Internet del Arzobispado de Madrid y el “Calendario
Litúrgico Pastoral” de la Conferencia Episcopal Española
(disponible en formato PDF), remiten como lectura oficial
del evangelio del día al texto de Lucas 4, 14-22, una
forzada interpretación de un pasaje del profeta Isaías de la
Tanak o Biblia hebrea: “Hoy se cumple esta escritura que
acabáis de oir”. ¿Un mero lapsus de Monseñor Osoro…?; ¿o
quizás exista otra interpretación…?. A ver que me cuenta, en
Tánger, mi querido amigo Monseñor Agrelo. Y de paso hablamos
de la dolorosa guerra de Gaza, el sufrimiento de la
población en toda la región, el derecho de Israel a
defenderse, los nuevos escenarios de guerra y los problemas
inherentes al combate en zonas urbanas y altamente pobladas
(Gaza es el lugar de mayor densidad humana del mundo), la
utilización de la población civil como “escudos humanos” y
la ocultación de arsenales en bloques de casas por parte de
guerrillas terroristas, así como la proclamación en
diciembre por las “Hermanitas de la Caridad” de Hamás de la
República Islámica de Palestina… Y, sobre todo, si Monseñor
y el Estado del Vaticano saben quién es y qué representa
Hamás.
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