Así como suena, en el mismo centro
de España, en la Comunidad Autonómica de Madrid.
Menos mal a que es una comunidad uniprovincial, que si no se
queda en atasco todo el país.
Una vez más el Servicio Meteorológico Nacional parece que
estaba mirando los escaparate de Babia y no se enteró de la
desviación del frente que dejó Madrid totalmente bloqueada.
Es cierto que estamos en época en la que tiene que hacer
frío y tiene que nevar, en muchas ocasiones, pero por eso
mismo, los organismos encargados de ver por donde
discurrirán los frentes y todo lo que eso conlleva, deben
estar atentos y no “pasar olímpicamente” con las
consecuencias que eso trae para los demás.
Y ha sido Madrid que, en teoría, debe ser la que más control
debiera tener, la que ha sufrido las consecuencias de esos
despistes o de esas ineptitudes que ocasionaron 400 o más
kilómetros de atascos y retenciones a la vez.
Pero es más, el bloqueo de la capital de España no sólo fue
por tierra, sino también por aire, al haberse dejado cerrar
uno de los aeropuertos de más tráfico de Europa, el de
Barajas, durante más de siete horas, con el conflicto que
eso ocasionó a miles de viajeros que quedaron atrapados,
como en una ratonera, en Madrid.
Lo he dicho muchas veces y lo repetiré hoy al comprobar los
problemas que originó una nevada que nadie previó en su
justo punto:” Pagamos más impuestos que Suecia y tenemos
unos servicios similares a los de Zambia”.
Además, y también en estas circunstancias que es cuando más
calladitos debieran haber estado, los políticos han
demostrado que cada vez son más demagogos y charlatanes,
cada uno desde “su banda”, al tratar de culpar al contrario.
La Comunidad de Madrid al Gobierno Central y Pepiño Blanco,
que se mete en todos los charcos, afirmando que las
carreteras que son propias de la Comunidad habían tenido
peor servicio que las que pertenecen al Estado.
Ayer, mientras yo hablaba con un conductor que había estado
atrapado en uno de esos atascos, durante cuatro horas, me
decía:” No veas la mala leche que se me puso al oír en la
radio a Pepiño Blanco y a Esperanza Aguirre culpándose el
uno a la otra y a la inversa. Me parecieron los dos unos
auténticos impresentables y al mismo tiempo me iba acordando
del padre de uno y de la madre de la otra”.
Es el resumen de lo que en la jornada del viernes se oía y
se pensaba en las inmediaciones de Madrid.
De todo lo que desde los organismos oficiales se decía, hay
que quedarse con las explicaciones de Magdalena Álvarez,
pidiendo disculpas entre “tartamudeos”. A ella, ¡¡Cómo no!!
le había vuelto a caer otro problema, aunque particularmente
pienso y por eso lo digo, “ no es que a ella le caigan los
problemas, es que ella misma es su propio problema, porque
habría que hurgar mucho en las acciones de ministros de la
democracia, para encontrar uno similar, en incompetencia, a
ella”. Por cierto que de las 700 máquinas quitanieves que
decían que estaban operando, nunca más se supo.
El temporal fuerte parece que ha pasado, pero lo que no
hemos oído es que alguien del Servicio Meteorológico
Nacional haya dimitido o le hayan hecho dimitir. Aquí la
incompetencia se premia con altos cargos.
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