La vida sigue, girando; la Tierra
continuará vagando por el Universo y el Sol seguirá
brillando hasta convertirse, en un tiempo indefinido, en una
fría enana blanca apagándose para siempre. Pero no se
alarmen, entonces todos calvos, ni ustedes ni yo viviremos
para narrar el Final de los Tiempos, salvo que al visionario
islamofascista Ahmadineyad y su República Islámica de Irán
(valedor de las milicias terroristas de Hizbulá y Hamás)
decida adelantar la apocalíptica vuelta del Mahdi… En todo
caso no estamos viviendo una crisis económica más; nos
adentramos en un ignoto cambio de ciclo que sepultará al
Viejo Mundo y a nuestra Civilización tal y como lo
conocemos, alumbrando los estertores del parto un Mundo
Nuevo; no sé si mejor o peor pero, desde luego, diferente.
El gran problema es que no estamos preparados, ni en lo
social y lo económico y mucho menos en formación y aptitudes
mentales, para ello. El Sistema -vamos a definirlo así- se
desploma, su caída es cuestión de tiempo y solo cabe
enfrentarnos -apretándonos bien el cinturón- para un
aterrizaje forzoso de imprevisibles consecuencias. La crisis
no es solo económica; es axiológica y de modelo de
desarrollo. El Sistema está estructurado como una estafa
piramidal, inviable a largo plazo y acunando el fin en sus
entrañas.
España, sin Gobierno ni Oposición, galopa como un caballo
con las bridas sueltas. La Seguridad Social cruje con cerca
de 800.000 cotizantes menos que hace un año, mientras que el
Fondo Monetario Internacional (FMI) y la OCDE estiman para
nuestro país en el año 2009 una caída del PIB (Producto
Interior Bruto) de un 1%, aunque algunas entidades
financieras estiman que podría alcanzar el 2%; o más. Los
Estados Unidos sin embargo están capeando el temporal
bursátil volviendo sus empresas a ponerse en cabeza,
desplazando la Exxon a Petrochina. En una confirmación del
fin de un mundo unipolar, entre los diez primeros gigantes
mundiales figuran siete empresas norteamericanas… y tres
chinas, el onceavo puesto lo ocupa una europea (la
angloholandesa Royal Dutch), mientras que la única empresa
española entre las primeras cincuenta, con el puesto treinta
y dos, es Telefónica (el Santander figura con el número 57).
Y aquí jugando a las estúpidas “Autonomías”… Es hora de que
la ciudadanía, inmersa en una tremenda crisis de valores e
identidad, saboteada desde el presunto Gobierno de la Nación
(los españoles ya no somos iguales ante la ley) y huérfana
de liderazgo, recupere el pulso y el sentido común,
rompiendo con nacionalismos inviables y asimétricos haciendo
suya aquella sentencia de John F. Kennedy: “No pienses qué
puede hacer tu país por ti, piensa que puedes hacer tú por
él”.
La adaptación al medio es uno de los factores de la
evolución, teoría en franco contraste con los amenazantes
dogmas religiosos otra vez rampantes. Seamos con todo
optimistas: la especie humana, pese los pronósticos de su
despertar y a su oscuro pasado caníbal, ha ido pudiendo con
todo. Además una actitud positiva, síntoma de madurez, ayuda
a mantener el equilibrio psicológico: un optimista se
equivoca tanto, o más, que un pesimista; a cambio se lo pasa
mucho mejor. El Sistema establecido está al cabo del camino
y una nueva época late ya en el horizonte. El final no será
fácil; ni incruento. Pero el más sencillo hombre de campo,
en cualquier lugar del vasto mundo, sabe que con el fuego se
queman las malas hierbas y sale el arroz… o el trigo.
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