Los Verdes realizaron ayer la petición a la Ciudad Autónoma
de Ceuta de utilizar el Plan de Empleo Adicional acordado
con la Delegación del Gobierno para restaurar los fortines
neomedievales. El Grupo Verde reiteró el mal estado de
conservación en que se encuentran y se mostró muy crítico
con la responsabilidad del Ejecutivo local, por lo que instó
a la Ciudad a pronunciarse sobre si está preparada para su
cuidado y señaló que “si no sería conveniente devolverlos a
sus antiguos responsables”, el Estado.
Los Verdes volvieron ayer a alertar sobre el estado de
deterioro que sufren los fortines neomedievales que están
bajo la tutela de la Ciudad Autónoma. Así, señalaron que
“dado el abandono existente”, solicitaron que se utilice el
Plan de Empleo Adicional para su restauración en unos días
en los que a la Consejería de Economía le lluvien las
críticas de las centrales sindicales por un supuesto uso
ilegal de los mismos al estar, según alegan, utilizándose
para cubrir puestos estructurales en la Administración
local.
De esta forma, Los Verdes recordaron que estos trabajos se
enmarcan perfectamente en las directrices del Plan de Empleo
con la Delegación del Gobierno y podrían dar trabajo a un
buen número de personas.
El grupo ecologista se mostró muy crítico con la Ciudad
Autónoma respecto a la “dejadez” con este patrimonio
histórico neomedieval, hasta el punto de “si no se debería
pensar si no es conveniente devolver a sus antiguos
responsables los fortines”.
Por ello, Los Verdes pidieron ayer a la Consejería de
Educación, Cultura y Mujer de la Ciudad Autónoma que se
pronuncie al respecto, ya que, recordaron, “hemos hecho esta
misma petición desde 2006 y seguimos igual o peor”, por lo
que reiteran que “si no saben o no pueden, los devuelvan al
Estado”.
Se trata de nueve fortines neomedievales, según explica Juan
Redondo: el de Aranguren, “al que le atraviesa una falla y
se está abriendo, que requiere la actuación más urgente”; el
de Anyera, que se encuentra dentro de un acuartelamiento; el
del Renegado, que sirvió en la guerra como batería
antiaérea; el de Isabel II, “que da pena, porque le han
colocado antenas parabólicas y de móviles”; el de Francisco
de Asís, “que es una escuela taller al que desgraciadamente
no le dieron la forma histórica que debían, porque
utilizaron cemento”; el de Piniés, “que tiene el ladrillo a
la vista y cualquier día se viena abajo”; el del Serrallo,
que forma parte de otro acuartelamiento; el de Mendizábal,
“que no está muy mal”; y el del Príncipe Alfonso, “uno de
los pocos en el que se ha hecho algo”.
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